Cuando llega el olvido es que ya acabó la vida, capitán.
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Cuando llega el olvido es que ya acabó la vida, capitán.
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"Él sabía que el porvenir era un retroceder veloz hacia la muerte y la muerte, el estado perfecto, el momento precioso en que el hombre recupera plenamente su otra memoria. Por eso olvidaba la memoria de 'el lunes haré tal cosa' y miraba a los eficaces con asombro. Pero 'los inmortales' parecían satisfechos en su error y a veces pensaba que solo él retrocedía a aquel encuentro asombroso." (Pág.40).
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No todos los hombres alcanzan la perfección de morir; hay muertos y hay cadáveres, y yo seré un cadáver», se dijo con tristeza; el muerto era un yo descalzo, un acto puro que alcanza el orden de la Gloria; el cadáver vive alimentado por las herencias, las usuras, y las rentas.
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" 'La memoria es invisible', se repitió con amargura. La memoria de Julia le llegaba hasta cuando era él quien la llevaba dormida entre sus brazos cruzando las calles de Ixtepec. Era ese su dolor irremediable: no poder ver lo que vivía adentro de ella. Ahora mismo, mientras él sufría viendo los rayos secos del sol, ella jugaba con el agua, olvidada de Francisco Rosas, que sufría porque ella no olvidaba. Estaría bajo el agua, recordando a otros baños y a otros hombres que la esperaban tansidos. Se vio en muchos hombres, preguntándole sin esperanza de respuesta: '¿En qué piensas, mi amor...?' " (Págs.86-87).
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"Es de natural esquivo", se dijo para consolarse de la indiferencia de la joven y sin querer rimó "esquivo" con "altivo" y de pronto, en medio de la soledad nocturna de la calle, su vida se le apareció como un enorme almacén de adjetivos." (Pág.35).
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"Cuando se casó, Justino acaparó las palabras y los espejos y ella atravesó unos años silenciosos y borrados en los que se movía como una ciega, sin entender lo que sucedía a su alrededor. La única memoria que tenía de esos años era que no tenía ninguna. No había sido ella la que atravesó ese tiempo de temor y silencio. Ahora, aunque le recomendaba el matrimonio a su hija, estaba contenta al ver que Conchita no le hacía ningún caso. 'No todas las mujeres pueden gozar de la decencia de quedarse viudas', se decía en secreto." (Pág.35).
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Las noches en que Julia no salía de su hotel, la plaza languidecía. Los hombres esperaban hasta muy tarde, y al final, convencidos de que esa noche no la verían, volvían a su casa defraudados. Esa fue una de las últimas noches que la vimos. Estaba triste. Había adelgazado un poco: la nariz se le veía ahora más pálida y afilada.
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"Cuando llega el olvido es que ya acabó la vida"
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Y aquí estoy, sentado sobre ésta piedra aparente. Solo mi memoria sabe lo que encierra. La veo y me recuerdo, como el agua va al agua, así yo, melancólico, vengo a encontrarme en su imagen cubierta por el polvo, rodeada por las hierbas, encerrada en sí misma y condenada a la memoria y a su variado espejo. La veo, me veo y me transfiguro en multitud de colores y de tiempos. Estoy y estuve en muchos ojos. Yo solo soy memoria y la memoria que de mí se tenga.
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Luchaba entre varias memorias y la memoria de lo sucedido era la única irreal para él. De niño pasaba largas horas recordando lo que no había visto ni oído nunca. Lo sorprendía mucho más la presencia de una buganvilia en el patio de su casa que el oír que existían unos países cubiertos por la nieve. Él recordaba la nieve como una forma del silencio.
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Como agua para chocolate