Francisco Rosas detenía la corriente amorosa que hace y deshace las palabras y los hechos y nos guardaba en su infierno circular.
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Francisco Rosas detenía la corriente amorosa que hace y deshace las palabras y los hechos y nos guardaba en su infierno circular.
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Una generación sucede a la otra, y cada una repite los actos de la anterior. Solo un instante antes de morir descubren que era posible soñar y dibujar el mundo a su manera, para luego despertar y empezar un dibujo diferente.
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_ ¿Y el señor? _ Se lo llevaron. _¡ Se lo llevaron! Las dos mujeres se miraron. Había alguien que se llevaba la gente, que la sacaba de su casa para esconderla en un lugar oscuro. "Se lo llevaron" era peor que morir. |
Le humillaba la idea de que el único futuro para las mujeres fuera el matrimonio. Hablar del matrimonio como de una solución la dejaba reducida a una mercancía a la que había que dar salida a cualquier precio.
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Estoy y estuve en muchos ojos. Yo sólo soy memoria y la memoria que de mí se tenga .
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La codicia del general es insaciable. Es un librepensador que persigue a la hermosura y al misterio. Sería capaz de tomar una medida persecutoria contra el diccionario y provocaría una catástrofe. El hombre se perdería en idioma desordenado y el mundo caería convertido en cenizas. - Seríamos como perros. |
Habíamos renunciado a la ilusión. ¿Dónde quedaba mi cielo siempre cambiante en sus colores y sus nubes?¿Donde el esplendor del valle amarillo como un topacio? Nadie se preocupaba de mirar al sol que caía envuelto en llamaradas naranjas detrás de los montes azules.
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🏷"Cuando pensaba en el porvenir, una avalancha de días, apretujados los unos contra los otros, se le venía encima y se venía encima de su casa y de sus hijos. Para él, los días no contaban de la misma manera que contaban para los demás. Nunca se decía: 'el lunes haré tal cosa', porque entre ese lunes y él había una multitud de recuerdos no vividos que lo separaba de la necesidad de hacer 'tal cosa el lunes'. Luchaba entre varias memorias y la memoria de lo sucedido era la única irreal para él." (Pág.26).
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Francisco Rosas detenía la corriente amorosa que hace y deshace las palabras y los hechos y nos guardaba en su infierno circular
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El día de su encuentro con Julia tuvo la impresión de tocar una estrella del cielo de la sierra, de atravesar sus círculos luminosos y de alcanzar el cuerpo intacto de la joven, y olvidó todo lo que no fuera el resplandor de Julia. Pero ella no olvidó y en su memoria seguían repitiéndose los gestos, las voces, las calles y los hombres anteriores a él.
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Como agua para chocolate