No soy de aquí”, confesó en una ocasión pero no supieron entenderle porque era, sin serlo, como nosotros. Parecía un hombre pero su perfección, su belleza y la sonrisa de sus ojos debieron alertar sobre su diferencia. Era más justo y más pacífico, más respetuoso, sobre todo, más sereno, parecía estar iluminado por dentro. ¿Era un sueño o era más vida que la vida?
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