Tarde o temprano, todo ser humano llega a un momento decisivo, un instante, una encrucijada, donde tendrá que elegir si continuar por el camino que le ha impuesto el mundo o empezar a seguir los impulsos de su corazón. Es apenas un segundo, una corazonada que nos sacude desde dentro. Viene igual que se va y es probable que nunca la sientas de nuevo; no volverá a molestarte jamás. Pero si te agarras a ella en el instante de su aparición, si la abrazas y dejas que te empape, entonces nada será lo mismo. Y tu vida sera infinitamente más emocionante que si la hubieras dejado escapar.
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