No hay nada más doloroso que la pérdida de un hijo y más cuando albergas la esperanza de que algún día vuelva a aparecer. Una tarde, Rosie ve como su hija Saoirse sale en bicicleta pero no regresa nunca más. Ocho años más tarde y a pesar de haberse llevado a cabo una investigación exhaustiva, aún guarda la esperanza de que vuelva a casa. Por otro lado, Rosie recibe la llamada de su padre, que le pedirá ayuda durante el verano y se verá obligada a regresar a la isla de Roaring Bay, en Irlanda, donde creció y vivió la mayor parte de su infancia. Con una ambientación de las que te dejan el corazón calentito, Anne Griffin nos trae una historia de superación, una protagonista que se niega a avanzar y se ancla al pasado a pesar de que su familia sigue adelante. Tendrá que lidiar con las consecuencias pero ella no se rinde hasta el final. La autora sabe crear muy bien los personajes. Un viaje de Rosie donde se reencontrará con ella misma, con su pasado y hará nuevas amistades. A veces hay que perderse para encontrarse, y es lo que precisamente sucede en esta novela. La autora sabe jugar a la misma vez con la intriga pues irá intercalando capítulos desde el punto de vista de Saoirse y como va dando pinceladas de su desaparición. Si bien , el final ha sido algo duro e inesperado, lo he disfrutado muchísimo. Muy recomendable, y deseando leer más de la autora. + Leer más |