Las lágrimas son las que demuestran que somos seres humanos. Aquel que tenga los ojos secos es que no ha nacido de mujer
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Las lágrimas son las que demuestran que somos seres humanos. Aquel que tenga los ojos secos es que no ha nacido de mujer
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La humanidad, una palabra que aún conserva grandeza a sus oídos, se vende y se arrastra alrededor de su ídolo. Su misericordia se extingue con el sufrimiento, su virtud palidece entre placeres. Perú le envía oro para sus locuras, su corte le consigue demonios para sus vicios
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Lo que tiene el rey le pertenece al destino, pero Isabel es de Felipe. Éste es el punto en el que me siento mortal.
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El corazón que malgastáis entregándomelo le pertenece al imperio que gobernaréis algún día
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Para combatir por ti tengo la fuerza de un titán; para perderte, ninguna
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Lo único que está perdido es aquello que está muerto
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¿qué sentido tiene este penoso análisis del destino si tanto vos como yo hemos de acatarlo?
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¡Cuánta vanidad! ¿Y si mi corazón me dijera lo contraio? ¿Y si las respetuosas demostraciones de afecto de Felipe y la contenida manera de expresar su amor me resultaran mucho más conmovedoras que la temeraria elocuencia de su arrogante hijo?
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A menudo he luchado contra mí mismo, a menudo me he postrado ante el cuadro de la Virgen a medianoche, mientras la guardia dormía, y le he rogado entre abundantes lágrimas que me concediera un corazón de niño
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Tenía seis años de vida cuando vi por vez primera a aquel terrible ser que me decían que era mi padre. Fue una mañana, mientras firmaba de pie cuatro sentencias de muerte. Después solo lo veía cuando iban a castigarme por alguna falta
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Es un poema épico griego compuesto por 24 cantos, atribuido al poeta griego Homero. Narra la vuelta a casa, tras la guerra de Troya, del héroe griego Ulises