Ante la fe, la voz de la naturaleza nada vale
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Ante la fe, la voz de la naturaleza nada vale
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¿Qué es la firmeza y la fidelidad si en un miserable minuto una norma vigente durante sesenta años se desvanece como el capricho de una mujer?
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Ha sido asesinado. ¡Sin repercusión! ¡Una profanación! La sangre que debía brotar para nuestra gloria y honor la ha vertido la mano de un asesino. Ese hombre era nuestro. ¿Qué derecho tenéis a mancillar los sagrados bienes de la Orden?
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En la tumba habita un hombre que me negó su respeto. ¿Qué me importan a mí los vivos? En este siglo se alzó un genio, un hombre libre ... Sólo uno ... Me despreció ... y murió
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¡Rey de mis hijos! Ay, mis hijos podrán morir por vos. Yo no. Acordaos de mis hijos
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Desconoce que la vida que ha arrebatado al mundo era más importante, más noble y más valiosa que él y todo su siglo
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¿Es que he de venerar aquello de lo que tú haces burla?
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¡No os quedéis ahí tan afectados! ¿Es que he hecho alto monstruoso? ¿He tocado al ungido por los cielos? No temáis. No le pondré la mano encima. ¿Es que no veis el estigma sobre su frente? Dios le ha marcado
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La virtud puede ser estricta, pero nunca cruel, nunca inhumana ...
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Decidle que debe cuidar los sueños de su juventud cuando sea hombre, que no ha de abrir el corazón, que es flor divina y delicada, al insecto mortal de la afamada razón
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Es un poema épico griego compuesto por 24 cantos, atribuido al poeta griego Homero. Narra la vuelta a casa, tras la guerra de Troya, del héroe griego Ulises