La libertad bien vale la renuncia a un Reino, según dijo la Reina Cristina de Suecia. Y es que en libertades, si alguien pudo gozarlas en plenitud, fue esta Reina. Desde muy pequeña, supo con una confianza en si misma desconcertante, quién quería ser y como viviría su vida, sin estar atada a un hombre hasta el fin de sus vidas, ni ser madre también establecido por la sociedad de la época y por sus funciones monárquicas. Ella tomaba sus propias decisiones en base a lo que sentía. Sin lugar a dudas, fue una Reina fascinante. Adoptaba un comportamiento propio de un varón y cortejaba a las mujeres, teniendo como amantes algunas de ellas. Abandonó el trono, trasladándose a vivir a Roma dónde allí empezó a frecuentar lugares y compañias que le dejaron cierto pozo a lo largo de su vida. Única, con una seguridad arrebatadora, Cristina consiguió ser una de las Reinas más adoradas y desde luego, más inusual de la época. Toda una señora adelantada a su tiempo. |