(…) Este se ha convertido en mi momento favorito del día. —¿Salir a aplaudir? —preguntó sabiendo que no hablaba de eso. —No, verte a ti—dijo a corazón abierto. Abril no esperaba aquella sinceridad, él tampoco—. Tú eres mi momento favorito del día. Odio con todas mis fuerzas esta dichosa valla y odio que tú pases todo el día dentro de tu casa mientras yo salgo a la terraza con la esperanza de verte un instante—Bruno hablaba sin dejar de mirarla. Abril no podía apartar la vista de sus ojos, de sus labios—. Y odio este ataque de sinceridad, me siento de lo más ridículo. Ni con quince años hice tanto el imbécil por una chica. |