En el año 1850 aproximadamente situamos la historia de Cristina, una provinciana con grandes aspiraciones tanto en inteligencia y como mujer autosuficiente. Su pasado hace que viva con un "yugo" donde el único amigo que tiene se convierta en su prometido. Miguel decide ir a la ciudad, Madrid, para labrarse un futuro y tener dinero suficiente para casarse con Cristina y salir del pueblo. La distancia es el olvido y así sucede entre Miguel y Cristina, aunque ella quiere saber porque ya no ha seguido teniendo noticias de Miguel por lo que decide ir a Madrid, concretamente al Hotel Bonanza. Allí encaja las piezas de todo y no se hunde, ve que trabajar en el hotel una posibilidad de futuro para ella y su madre. Cristina tendrá un trabajo de camarera de habitaciones y conocerá a algunos huéspedes, los cuales debido a su estatus se creen más que las personas que trabajan allí. Entre esos huéspedes está Pablo, hijo de un ricachón. Pablo no es como los demás huéspedes, él es amable, con la servidumbre, a pesar de ser un auténtico don Juan. Cristina y Pablo se conocerán, una amistad hará que Cristina gracias a esa amistad aprenda y tenga conversaciones con el señorito. Poco a poco se va forjando algo más que una amistad, un amor puro y pasional. Pero una muerte, una prometida despechada, la huésped ofendida y una mujer que no ha sido amada tratarán por todos los medios romper el amor entre ellos, aunque para eso Cristina tenga que morir. ** OPINIÓN PERSONAL ** En el libro vemos la diferencia tan grande entre lo que un hombre y una mujer podían hacer según su estatus social. La diferencia tan grande entre señores/as y criados/as. Cristina es una mujer valiente y adelantada a su tiempo que no se amedrenta ante la adversidades que la vida le pone delante + Leer más |
¿Cómo pueden los adultos ganarse la confianza de unos adolescentes reacios a compartir dudas relacionadas con su sexualidad? ¿Cómo tratar este tema en las aulas sin encontrar reticencias entre algunos padres? Este es el reto al que orientadores y educadores se enfrentan a diario.
La actual ley educativa, la LOMLOE, no recoge qué se tiene que enseñar sobre educación sexual y la pornografía se convierte habitualmente en la única fuente de información de los menores. Casi el 50% de los adolescentes declaran que no han recibido educación sexual de calidad por parte de sus familias y su entorno educativo, según datos de la fundación FAD Juventud.
“Los alumnos plantean dudas, pero los profesores no somos expertos en educación sexual. Sería fantástico tener una asignatura en la que trabajar este tipo de cuestiones”, explica en el vídeo Arantxa García, la orientadora del IES Moliner de Coslada, en Madrid.
Este reportaje se introduce en un taller de educación sexual dirigido a alumnos de tercero de la ESO para descubrir cuál es la mejor manera de abordar el problema del consumo temprano de pornografía. “Para conectar con ellos es fundamental hacer dramatismo y juego de roles, así se sienten más seguros y te ven como un igual”, explica Rebeca Redondo, la educadora que imparte el taller.
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