¿Acaso estaba convirtiendo los libros en armas?
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¿Acaso estaba convirtiendo los libros en armas?
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Una vez que descubres que algo es caótico, no hay vuelta atrás. Siempre será así. Caótico.
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¿Qué haces en un lugar en el que todos los engranajes que lo hacen funcionar tras bambalinas están corroídos? ¿Qué haces en un lugar donde te dicen una y otra vez que eres importante, pero una vez que das un paso en público para tratar de mostrar tu importancia, te empujan nuevamente dentro de tu jaula?
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No terminaba de comprender por qué ni cómo alguien podía asegurar que una historia no era apropiada para ser leída.
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Me enfada que puedan prohibir libros que me cambiaron la vida declarándolos sucios. Estoy enfadada y ofendida porque piensan que no puedo manejar el contenido de esos libros. Mi vida siempre ha estado marcada por la literatura.
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El ridículo cambio repentino entre «no eres más que una niña» y «ya eres una adulta» era irritante y agotador, y dependía tan solo de los caprichos de los mayores.
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Desde que aprendí a leer, los libros habían marcado mi vida. Mientras que algunos definían el paso de los años según el año escolar que estaban cursando, yo lo definía según el libro que más me había cambiado ese año.
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A veces uno debe jugar bajo las reglas de otras personas, y a veces esas reglas no benefician a los jugadores. La cuestión es que si no formas parte del juego, no puedes ayudar a ganar a otros.
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En la Lista Universal de Cosas que No Debes Hacer para Evitar Ser una Tremenda Basura, no leer el correo ajeno estaba en el tercer lugar, justo después de: no matarás y no le contarás a nadie cómo termina su serie favorita de televisión a través de las redes sociales.
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El problema es que nos ponemos a nosotros mismos en las páginas, con todo nuestro ser. Cada oscuridad, cada luz, cada pasión, cada herida. Leemos con todas las capas que constituyen quienes somos actuando como filtros. Leemos con todo lo que nuestros ojos han visto y con todo lo que ha sentido nuestro corazón desde que nacimos. Con una humanidad tan densamente constituida, no podemos ser nosotros los encargados de que alguien no malinterprete un libro. Y no pueden ser los libros los encargados de asegurarse de que las personas no se maten o no odien a alguien, o que quieran a alguien... o incluso que decidan ser presidentes. Lo que hacemos, antes y después de leer, es nuestra decisión, es algo que nosotros elegimos. Y esa elección es la libertad.
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Manolito ...