La biblioteca prohibida de Connis Dave
El problema es que nos ponemos a nosotros mismos en las páginas, con todo nuestro ser. Cada oscuridad, cada luz, cada pasión, cada herida. Leemos con todas las capas que constituyen quienes somos actuando como filtros. Leemos con todo lo que nuestros ojos han visto y con todo lo que ha sentido nuestro corazón desde que nacimos. Con una humanidad tan densamente constituida, no podemos ser nosotros los encargados de que alguien no malinterprete un libro. Y no pueden ser los libros los encargados de asegurarse de que las personas no se maten o no odien a alguien, o que quieran a alguien... o incluso que decidan ser presidentes. Lo que hacemos, antes y después de leer, es nuestra decisión, es algo que nosotros elegimos. Y esa elección es la libertad.
|