Los libros son salvajes, no puedes controlarlos. Las personas son salvajes, tampoco puedes controlarlas. Júntalos y no puedes saber lo que ocurrirá, pero tú no eres responsable de eso.
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Los libros son salvajes, no puedes controlarlos. Las personas son salvajes, tampoco puedes controlarlas. Júntalos y no puedes saber lo que ocurrirá, pero tú no eres responsable de eso.
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Siempre deseábamos lo que no podíamos tener.
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¿Por qué había pensado que alguien no podía sufrir? El sufrimiento es como la lluvia, que cae y gotea por todos lados. No queda un solo lugar que no moje, entonces ¿por qué se consideraba aceptable descartar el dolor de una persona por considerar que era poco? Era como si creyéramos que existía un criterio universal para lo que deberían ser los niveles de sufrimiento de una persona antes de sentir empatía por ella.
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Siempre había supuesto que las personas que no experimentaban un libro de la misma manera que yo no lo estaban observando correctamente. No lo entenderían, lo malinterpretaban. Pero, de pronto, comprendí que había un contexto que tener en cuenta. ¿Acaso era yo una privilegiada por poder adorar los libros en los que el dolor fluía de manera abundante sin sentir más desesperanza? ¿Era un privilegio o simplemente cambiaba de una persona a otra? ¿O ambas cosas?
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—Compasión y pasión —recitó mamá como leyendo mis pensamientos—. Te alzas en defensa de algo porque crees, no porque quieres ganar. No quiero que añadas más odio a este mundo. Eso es todo. Tenemos suficiente. Puedes protestar, cuestionar. Pero alzarte en contra de algo o de alguien puede transformarse en odio a eso mismo que intentas cambiar sin que te des cuenta. Si quieres cambiar algo, el odio es el peor lugar desde donde comenzar.
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¿Existía al menos una cosa que fuera constante? ¿En algún lugar?
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¿Acaso estaba convirtiendo los libros en armas? ¿Ganar era suficiente? ¿Era lo único que quería? La sensación se instaló dentro de mí. No. Ganar no era suficiente para la Bibsec. Necesitaba un nuevo motivo para continuar. Un motivo mejor. Y debería haber sido un poco más fácil encontrarlo: yo creía en los libros. Era Clara Evans, la chica que adoraba los libros. ¿Por qué me resultaba tan difícil? Todo continuaba siendo tan complicado como cuando había comenzado. |
No podía dejar de percibir el desorden con cada movimiento y cada pensamiento. Una vez que descubres que algo es caótico, no hay vuelta atrás. Siempre será así. Caótico.
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Es curioso el poco tiempo que tenías para leer cuando estabas ocupada ayudando a otras personas a leer.
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¿Qué haces en un lugar en el que todos los engranajes que lo hacen funcionar tras bambalinas están corroídos? ¿Qué haces en un lugar donde te dicen una y otra vez que eres importante, pero una vez que das un paso en público para tratar de mostrar tu importancia, te empujan nuevamente dentro de tu jaula?
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Manolito ...