Los HOMBRES en este país son como sus madrugadas: mueren siempre demasiado jóvenes y son propicios para la idolatría. Raza dañada. La estación de las lluvias es el único consuelo. |
Los HOMBRES en este país son como sus madrugadas: mueren siempre demasiado jóvenes y son propicios para la idolatría. Raza dañada. La estación de las lluvias es el único consuelo. |
Bendecidos por la contradicción, somos los todo poderosos, amada. Mi ser contrario te acoge, así es como las alas hacen volar: la enemistad diaria es entonces una rara alegría que se va aglomerando. Mi dolor lo único que haces es iluminarte, lámpara para tu fiesta. |
[...] surges, oh amor terrible, como forjado por un viejo muerto para siempre sonriente en el trono de su venganza. |
Si no me escuchas, el deber de acudir a tus manos se me impone. Si no me ves, debo exigir ser sol. Si no me tocas, canto. Porque amas a otro es que no puedo ver cara a cara a los adoloridos. Porque amor, además, a otra, tú eres la resurrección. ¿Somos como la piedra recién arrojada? Sí. Y como el río que va y va, y se reconoce. Tú, que eres como el golpe que obliga a los árboles a dar el fruto. |
Gocémonos hasta en nuestras ínfimas llagas: ello nos permitirá menospreciar la cicatriz, dejar para el dolor el mejor rincón de la memoria, a la plena sanidad, la acción. Digamos la afirmación que el otro ha puesto en duda. Esperemos del otro lo que no esperamos que él espere de nosotros. El amor llega a ser un diamante por la posibilidad que tuvo de ser ceniza. Tú, que me haces como tú misma. Queriéndome herir, me comunicas y mi traición es tu nueva riqueza. Tú, que eres yo mismo. |
Pero, ahora, tengo esa edad en que todas las cosas de la vida se vuelven una pregunta y ya no se sabe si se trata del recuerdo o del redescubrimiento del cordón umbilical, cuando el aire lleno de palabras rosadas |
mi patria es esta cueva húmeda y perfumada, esta guarida de divinidades viscosas, esta región de alcantarilla echada a rodar por la selva |
¿Quiénes somos? ¿De dónde hemos caído? ¿Quién nos ama, sabiendo que nos disponemos a morir? |
Menudo esfuerzo hice para tener fe tan sólo en el deseo y en el amor de quienes no olvidaron el amor y la risa. |
Huelo a lejos del mar no me defiendo el algo he de morir por tal olor huelo a pésame magro les decía a palidez de sombra a casa muerta. Huelo a sudor del hierro a polvo puesto a deslavar con la luz de la luna a hueso abandonado cerca del laberinto bajo los humos del amanecer. Huelo a un animal que sólo yo conozco desfallecido sobre el terciopelo huelo a dibujo de niño fatal a eternidad que nadie buscaría. Huelo a cuando es ya tarde para todo. |
Marinero en tierra