Taberna y otros lugares de Roque Dalton
Si no me escuchas, el deber de acudir a tus manos se me impone. Si no me ves, debo exigir ser sol. Si no me tocas, canto. Porque amas a otro es que no puedo ver cara a cara a los adoloridos. Porque amor, además, a otra, tú eres la resurrección. ¿Somos como la piedra recién arrojada? Sí. Y como el río que va y va, y se reconoce. Tú, que eres como el golpe que obliga a los árboles a dar el fruto. |