—¿Quieres dejar de hablar ya sobre mi maldita inocencia? —De acuerdo —dijo, y esbozó una amplia sonrisa—. Siempre que me dejes que la destruya por completo. |
—¿Quieres dejar de hablar ya sobre mi maldita inocencia? —De acuerdo —dijo, y esbozó una amplia sonrisa—. Siempre que me dejes que la destruya por completo. |
Que tu oscuridad siga latente y la luz brille antes que así lo precises.
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Los oficios de encuadernador y de doctor solían ir de la mano: ambos alivian el dolor y facilitan la llegada al mundo, así como su marcha.
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—Los libros desean arder— dice— Ascienden así porque son inestables, los recuerdos no quieren quedarse...
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Los cotilleos son propiedad pública
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Los oficios de encuadernador y de doctor solían ir de la mano: ambos alivian el dolor y facilitan la llegada la mundo, así como su marcha
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El encuadernador, encuadernado
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Si matáis con fuego, bajo el fuego pereceréis. Si nos quemáis por odio, vosotros ardereis.
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-Es la encuadernación lo que importa. El oficio, la dignidad. Digamos que una mujer acude a mí por un libro. Yo hago un libro para ella. Para ella ¿entiendes?, no para que lo miren embobados unos desconocidos. -Sorbió la sopa de la cuchara-. Hay encuadernadores que solo piensan en los beneficios, no les importa más que su saldo bancario. Si, venden libros, pero tu no serás jamás uno de ellos.
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Supongo que el conocimiento siempre es una especie de magia.
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¿Qué criaturas mágicas podemos encontrar en Gringotts, el banco de magos?