Me paso el día mirando a las paredes vacías, incapaz de creer que las huellas de todo el dolor y la degradación que han albergado no se materialicen ante una mirada lo bastante atenta
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Me paso el día mirando a las paredes vacías, incapaz de creer que las huellas de todo el dolor y la degradación que han albergado no se materialicen ante una mirada lo bastante atenta
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No me sorprende lo que hacen. Conozco muy bien el peso con que se pueden cargar insinuaciones y matices o cómo se puede hacer una pregunta de tal modo que se dicte su respuesta. Utilizarán la ley contra mí mientras les sirva,
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¿Teme que me burle si no se acoraza tras un decorado escogido? No me creerá si le digo que no importa
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a veces cuando resulta difícil conciliar el sueño es porque han llegado a los oídos los lamentos de los muertos que, como sus escritos, están abiertos a múltiples prefaciones
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Justicia: una vez que se ha pronunciado esa palabra, ¿hasta dónde nos conducirá? Más fácil es gritar ¡No! Más fácil es ser apaleado y convertido en mártir.
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abandonan día a día al borde del camino herramientas, utensilios de cocina, retratos, relojes, juguetes, todo lo que creían poder salvar de sus propiedades antes de comprender que a lo sumo podrían escapar con vida.
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Si me uniera al éxodo sería como uno de esos viejos discretos que un día se apartan de la caravana, se instalan al abrigo de una roca, y aguardan a que el gran frío final empiece a ascender por sus piernas.
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Todos sin excepción son sueños de un final: sueños no de cómo vivir sino de cómo morir.
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Así me convencía a mí mismo, tomando una de las muchas desviaciones equivocadas que he seguido en un camino aparentemente acertado pero que me ha conducido al corazón de un laberinto
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¿Por qué no podemos vivir en el tiempo como el pez en el agua, como el pájaro en el aire, como los niños? ¡Los Imperios tienen la culpa!
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Es un poema épico griego compuesto por 24 cantos, atribuido al poeta griego Homero. Narra la vuelta a casa, tras la guerra de Troya, del héroe griego Ulises