Aquellos monstruos simpáticos de la imaginación - la de quien los creó, la mía - recordaban a los de Alicia en el País de las Maravillas y reclamaban mi complicidad total; anhelaban, como yo, una pura fiesta para los sentidos
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Aquellos monstruos simpáticos de la imaginación - la de quien los creó, la mía - recordaban a los de Alicia en el País de las Maravillas y reclamaban mi complicidad total; anhelaban, como yo, una pura fiesta para los sentidos
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Muchas de aquellas hermosas ediciones estaban firmadas y anotadas por sus autores: me volví una coleccionista voraz -serían nuestro patrimonio cuando no nos quedara ni una moneda.
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Era brillante, inteligentísima, muy hermosa. Su voz seducía a hombres, mujeres y animales: traía calma en los momentos de pesar. Sabía hacer que te sintieras bien con dos frases; sabía hacer que te sintieras mal con una sola frase
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Cada nuevo libro me producía un placer mayor, ya no había una paciencia en la lectura. Me demoraba cuánto quería. Aprendí a elegir el momento que cada libro necesitaba.
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Los libros eran la vida y podía recrearlos mientras caminaba, aún lejos de ellos.
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En su conversación reunía el mundo todo.
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La leyenda de Sleepy Hollow es un relato corto de terror y romanticismo, se desarrolla en los alrededores de...