-Prefiero las basuras de la ciudad a las de nuestro barrio. Lo que tiran los cristianos suele ser mucho mejor que lo que tiran los musulmanes- me dijo.
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-Prefiero las basuras de la ciudad a las de nuestro barrio. Lo que tiran los cristianos suele ser mucho mejor que lo que tiran los musulmanes- me dijo.
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Es cierto, no hay sitio más seguro que un cementerio. Los muertos son más respetuosos que los vivos.
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Consideré el robo como algo legítimo entre gente sin moral.
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-Siéntate-me dijo-. Todo esto nos pasa por gustarnos el vino y las mujeres en un país musulmán gobernado por cristianos. No somos ni musulmanes ni cristianos. Me senté a su lado, frente a los dos jóvenes que se habían despertado. El suelo estaba helado. En las paredes y en el techo había manchas de humedad. En una esquina, una letrina y un grifo. Aquella celda carecía de cualquier cosa que fuese de primera necesidad; era una forma más de castigar a los presos. |
¿Con qué frase empieza esta novela?