Se dice que quizá lloramos cuando fracasa el lenguaje, cuando las palabras ya no pueden transmitir adecuadamente nuestro dolor.
|
Se dice que quizá lloramos cuando fracasa el lenguaje, cuando las palabras ya no pueden transmitir adecuadamente nuestro dolor.
|
"Romper" a llorar parece el verbo adecuado, como si las lágrimas fueran acumulándose en una membrana hasta que esta acaba por ceder, hasta que la frontera entre el cuerpo y sus lágrimas se disuelve (...). O quizá es que el propio yo se vuelve lágrimas y se rompe en gotas pequeñas y cálidas.
|
Esta semana he llorado todos los días, a veces durante horas. Me oigo describir la intensidad de las lágrimas, me oigo sollozar en el suelo de la cocina sin motivo, como una loca. ¿Por qué cómo? En estos momentos lo soy. Soy una loca. Una ecuación que puede simplificarse hasta este punto - x = x - se llama identidad.
|
Escribir un poema no es muy distinto de cavar un hoyo. Es trabajo. Se intenta aprender lo que se puede de otros hoyos y de las personas que los cavaron antes que nosotros. La dificultad viene de aquellos que no cavan ni se pasan el tiempo dentro de hoyos, y que creen que estos hoyos no deberían ser tan húmedos, ni oscuros, ni llenos de gusanos. ¿Por qué no está tu hoyo lleno de luz? Es que no es un hoyo, señor.
|
Creo que quieren que un poema sea una red, un nido. Quieren un Jesús de túnica púrpura que los consuele.
|
Cuando estoy en mi momento más bajo, cuando estoy desesperada, es como si todas las muertes violentas recientes se produjeran justo delante de mí, como si el sufrimiento no tuviese fin y su enormidad solo pudiera compararse a la enormidad de mi culpabilidad y mi impotencia. Cuando no estoy desesperada puedo actuar. La culpabilidad se transforma en responsabilidad, la impotencia en decisión.
|
No sé cómo nombrar el motivo de mi llanto. Es decir, puedo nombrar las circunstancias que lo facilitan -la falta de sueño es la principal-, pero en el momento preciso nada puede explicar adecuadamente por qué toda mi consciencia está compuesta de dolor. La desesperación no es razonable. No tiene sentido de la proporción.
|
Un estudio sobre la inversión hedónica o masoquismo benigno investiga los motivos de que la gente encuentre placenteras experiencias en principio negativas que el cuerpo (cerebro) interpreta falsamente como amenazadoras, como la comida picante, las bromas desagradables o la música triste. Los investigadores proponen que comprender que se ha engañado al cuerpo y que el peligro no es real produce un placer derivado de la constatación de la superioridad de la mente sobre el cuerpo, lo que también podría calificarse de dominio.
|
Me pregunto si los hombres matan para crear así el motivo de la inmensa tristeza que ya sienten.
|
Romper a llorar parece el verbo adecuado, como si las lágrimas fueran acumulándose en una membrana hasta que esta acaba por ceder, hasta que la frontera entre el cuerpo y sus lágrimas se disuelve, hasta que el yo ciudadano entra en la nación del llanto. O quizá es que el propio yo se vuelve lágrimas y se rompe en gotas pequeñas y cálidas.
|
¿Cuántas novelas policíacas publicó Agatha Christie?