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Crítica de Inquilinas_Netherfield


Inquilinas_Netherfield
07 February 2024
Bueno, bueno... taitantos años después, y requetetropecientas novelas más tarde... Miss Marple is back!! Anda que no se lo pensó la Christie antes de traerla de vuelta, al menos en narración larga, que en relato sí que le dejaba asomar la patita alguna vez que otra. El caso es que el año 1942 supuso el regreso de Jane Marple al tablero de los asesinatos y las investigaciones, y en Un cadáver en la biblioteca la vemos nuevamente en acción. Es además, de entre todas las novelas que protagonizó (que son muchas menos de las que la gente normalmente piensa... la estrella indiscutible era Poirot), posiblemente de las más famosas.

Vamos a ver, ¿qué tenemos por aquí? Pues a los Bantry, un matrimonio de mediana edad que vive en Gossington Hall. Él es magistrado del distrito, un señor muy respetable del que jamás ha tenido nadie la más nimia razón para sospechar de conducta indecorosa o libertinajes varios. ¿Cómo se desata el caos? Con una desconocida rubia muy hermosa y muy vulgar que aparece asesinada en la biblioteca de la casa. Nadie parece conocerla ni saber quién es, pero claro, si ha entrado en la casa así de descocada será por algo, ¿no? Y las sospechas pronto recaen en el pobre señor Bantry, que ve como le retiran invitaciones, le dan largas y de repente todo el mundo está ocupadísimo para quedar con él. Vamos, lo normal en estos casos: corren rumores falsos, cotilleos, y aunque él se repliega como una tortuga, su señora esposa, Dolly, no está dispuesta a consentirlo. ¿A quién recurre? A su buena amiga y vecina, la señorita Jane Marple, a la que parece que se le da bien esto de resolver asesinatos. Juntas, ya sea de manera independiente o colaborando con la policía, intentarán cazar al auténtico asesino para limpiar el buen nombre del bonachón señor Bantry.

Bueno, pues ya tenemos aquí a la señorita Marple. Quien haya leído Muerte en la vicaría sabrá que en ese libro tiene muy poca presencia aunque sea ella la encargada de resolver el asesinato, y aunque en esta su segunda novela tiene más páginas, ni mucho menos se acerca al protagonismo que suele tener Poirot en sus libros. Agatha Christie era muy realista en este aspecto: una anciana puede meter las narices mucho y de manera muy insistente allá donde le dejen (y donde no también), pero dentro de unos ciertos límites. El caso es que en Un cadáver en la biblioteca aparece ya muy al principio, pero luego desparece durante bastantes capítulos hasta que regresa para quedarse. Y cuando la tenemos en las páginas vemos una constante en este personaje: la desconfianza y su visión de la naturaleza humana. No sé si quienes conocen a este personaje solo de las adaptaciones televisivas tienen una idea aproximada sobre la Marple literaria, pero, por un lado, la Jane de papel y tinta considera que la naturaleza humana es la misma en todas partes y que todos nos movemos por un denominador común, y por eso tiene ejemplos de todo tipo protagonizados por sus vecinos y conocidos para explicar posibles teorías. Por el otro, y precisamente por presumir de conocer muy bien la naturaleza humana, es sumamente desconfiada, nunca se cree nada de lo que le dicen, todo lo pone en duda, todo lo verifica por sus propios medios y siempre muestra una expresión que no da la más mínima pista sobre sus pensamientos a la persona que tiene enfrente.

¿Quienes están a cargo de este caso oficialmente? El inspector Slack, al que ya conocimos en Muerte en la vicaría y que aparece en varias novelas y relatos protagonizados por Jane Marple. En este caso debe colaborar con el coronel Melchett, jefe de policía de Radfordshire y personaje también recurrente en varias historias de Marple (también apareció ya en la Vicaría), con el que Slack tiene sus más y sus menos porque considera que favorece a los Bantry por su posición social. Luego aparecen más personajes que representan a la ley porque por diversas circunstancias varios condados se ven involucrados en la resolución del asesinato y las localizaciones se alejan de Gossington y St. Mary Mead, pero no os voy a desglosar apenas nada al respecto, ya lo descubriréis vosotros si os animáis a leer el libro.

Y ahora tocan esos datos que intento daros (si consigo verlos y descubrirlos) escondidos en estos libros. Para empezar, se hace mención al caso de una muchacha que murió en St. Mary Mead y de cuyo asesinato estaba acusada una persona inocente, siendo miss Marple quien descubrió la identidad del verdadero asesino. Pues bien, este caso apareció en forma de relato en Miss Marple y trece problemas, del que os hablé hace eones en el blog dentro de este mismo reto. ¿Más cositas? El libro está dedicado a su amiga Nan... pues bien, se refiere a Nan Kon, una amiga que Agatha conservó durante toda la vida desde que ambas eran unas niñas. Por otro lado, aparecen varios vecinos de Agatha que ya conocimos en Muerte en la vicaría, pero en esta novela apenas tienen presencia salvo escenas muy puntuales. Y por ir terminando en este apartado, descubrimos que en los años 40, en la campiña inglesa de gente bien no era educado llamar entre las 21:30 de la noche y las 9 de la mañana. Ya podías tener un motivo muy bueno para romper una regla de educación y cortesía tan arraigada como esta :) ¡Ah! Añado que la edición contiene un prólogo de la autora donde explica, entre otras cosas, que el cliché del cadáver en la biblioteca era muy habitual en las novelas de detectives, pero que ella siempre intentaba una variante e sus historias y que por eso, aquí la biblioteca es de lo más normal y lo inverosímil y sensacional es el cadáver en sí mismo. También explica lo de basarse en personas reales para crear a sus personajes, que yo creo que debe ser la pregunta más recurrente que deben recibir los escritores (y que debe aburrirles mucho, dicho sea de paso), pero vamos, que por resumir, explica que podía basarse en personas reales, pero que las dotaba de rasgos y cualidades totalmente inventados.

Llegados a este punto, como siempre me pasa, habréis visto que no os he dicho nada sobre el caso... es que me resisto mucho a estas cosas. Os puedo decir que desde el principio hay un personaje relacionado con la televisión que no tiene muy buena fama entre los tranquilos vecinos de St. Mary Mead, que se consigue descubrir la identidad de la hermosa rubia pero que eso no ayuda demasiado a la investigación porque sigue sin explicar absolutamente nada ni que hacía en la biblioteca de los Bantry, y que acabaremos en un hotel donde realmente se cuece todo y descubrimos a muchos nuevos personajes que son los que merecen nuestra atención. Claro, ellos ven a una amable ancianita totalmente inofensiva con la que se desahogan y a quien le cuentan sus penas, pero no saben la clase de persona que tienen enfrente. Quien sí la conoce, describe a Jane Marple de esta manera:


Abajo, en el salón, junto a la tercera columna de la izquierda, se sienta una anciana de rostro dulce, apacible, una solterona cuya mente ha sondeado las profundidades de la corrupción humana. Se llama miss Marple. Procede de St. Mary Mead, a unos dos kilómetros de Gossington. Es amiga de los Bantry y, en lo que a crímenes se refiere, no tiene rival.


Con el paso de los años he descubierto que hay team Marple y team Poirot, que los lectores de Agatha tienen su favorito de entre los dos pesos pesados nacidos de su fértil imaginación literaria, y yo sin embargo disfruto de ambos. Poirot protagonizó infinidad de libros y Marple fue mucho más ocasional en sus apariciones, pero son tan diferentes entre sí que hay que quererlos por igual. En cualquier caso parece que Agatha se puso las pilas con su anciana detective y no tardaremos en volver a saber de ella en El caso de los anónimos, pero antes os traeré Cinco cerditos, donde saludaremos de nuevo al belga Poirot, que se nos enfada y no respira si está demasiado tiempo alejado del centro de atención.
Enlace: https://inquilinasnetherfiel..
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