Buenísima novela policíaca, una más de Agatha Christie. En este caso hay un asesinato, un arma y un buen número de sospechosos alrededor que son como las piezas que debe ordenar Hércules Poirot. La autora nos lleva de paseo, nos enseña todos los hechos y casi todas las pistas en una narración que no pierde ritmo a lo largo del libro. Como nota curiosa, comentar que en esta novela de 1926 aparece un aparato que se llama Dictáfono, que servía para grabar sonido, se utilizaba para grabar discursos en aquel tiempo. Es la evolución del Fonógrafo, un invento de Edison en 1877 que ya usó Bram Stoker en su magnífico Drácula. En cincuenta años la evolución fue mínima, imaginemos que hoy en día el walkman de los 80 los siguiesemos usando con unos pocos cambios. Para terminar esta pequeña reseña, volviendo a la autora, !qué estilo tenía esta señora! y lo poco que se utiliza hoy en día. Esta mujer iba directa y al grano, nada de entretenerse en descripciones excesivas rellena páginas. Una trama muy bien diseñada donde cada palabra tiene su sentido y es lo que nos llevará a la solución final. Claro que, para conseguir esto, hay que tener un genio que no todo el mundo tiene, ya sabemos que las cosas buenas están mal repartidas. |