Si, era como una flor ahíta de sol, pero no las blandas flores alemanas de su infancia. Wunsch la había encontrado, esa comparación que antes había buscado sin darse cuenta: era como la flor amarilla de la chumbera que se abre en medio del desierto; más espinosa y más dura que las flores femeninas que él recordaba; menos dulce, pero maravillosa.
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