Mis dedos se cerraron instintivamente sobre un pincel imaginario. Necesitaba pintar. Y ya había encontrado al muso perfecto. El deseo de crear y hacer algo artístico me recorrió por dentro. Si tan solo pudiéramos soportarnos el uno al otro el tiempo suficiente para que lo pintara... Desafortunadamente, no éramos capaces de esta juntos más de unos minutos sin atacarnos verbalmente.
|