No es una lectura que me haya deslumbrado, pero sí tiene algún valor para mí. No me ha deslumbrado porque hace parte de lo que yo denomino "literatura ombliguista » que a veces llaman « literatura del yo »; esa necesidad de contar sus cuitas como si fuesen interesantes. Y no siempre lo son. La literatura francesa contemporánea está plagada con este tipo de libros. Lo bueno viene con el estilo de Ballbona, ese cierto desapego para quitarle morbo, con mucho humor lo que resulta simpático y con una buena escritura. La protagonista, Mila, escribe en un cuaderno sus vivencias y las de su familia; una familia modesta en el extrarradio de Barcelona, en un polígono como dicen en España, o sea, una unidad urbanística. La casa de la familia de Mila está fuera del pueblo, entre el cementerio y una vía de autopista. La escritora retoma el léxico, la manera de hablar de esta familia modesta de los años 80 y así trae al recuerdo el magnífico libro de 1963 de la escritora italiana Natalia Ginzburg Las palabras de la tribu (título en francés) donde, en el seno íntimo de una familia, siempre existe un léxico interno que les da cierta unidad intransferible. Otro punto interesante en el libro es la extensión urbanística entre 1980 y hoy en día, como el polígono de la familia de Mila se va insertando poco a poco en una ciudad tentacular con los cambios que ello significa para los habitantes. Mila siempre fue una chica inquieta, desde su tierna edad se preguntaba si ella no fue adoptada y buscó durante años la prueba tangible de ello; como mujer adulta no tuvo mucha seguridad en ella misma tampoco y su Beca Erasmus desde el polígono catalán a la gran urbe devoradora que es Paris, fue un fracaso (pero puede ser también un fracaso para un provinciano francés). Luego vendrán sus dudas existenciales durante el embarazo tan codiciado. La familia de Mila consultaba regularmente un señor con poderes diagnósticos (un guérisseur? dirían en francés); no consultaban médico en esta familia, sino que toda la familia se dejaba examinar por este señor y le creían a pie juntillas. Este señor decretó que Mila poseía un don, pero nunca se dan las explicaciones al caso en el libro. Probablemente que este libro ha servido de catarsis para Anna Ballbona y la haya librado de ciertas emociones negativas. Enlace: https://pasiondelalectura.wo.. + Leer más |