El rencor de los sillones

Siempre me ha resultado complicado reseñar libros de relatos por su carácter fragmentado de textos independientes que, aun con unos temas centrales que se repiten en todos los cuentos, no dejan de funcionar como unidades independientes. Por ello, pienso que la mejor forma para reseñar libros de cuentos es partir desde una perspectiva general para detenerse, después, en algún relato concreto que sea más significativo. Así que, vamos a ello.

_El rencor de los sillones_ es el primer libro publicado (al menos, hasta donde yo sé), de David Cañadas Bustos (Barcelona, 1978). El libro está compuesto por una quincena de relatos de corte intimista en los que se explora, grosso modo, las relaciones humanas tanto interpersonales, como también intrapersonales. La mirada de Cañadas Bustos acerca de estas relaciones tiende la conflictividad: los engaños, las ocultaciones, los fingimientos, las apariencias, la soledad, la incomprensión y la incomunicación son la cara oscura de las relaciones entre los personajes de sus relatos, que se sostienen generalmente por el conflicto entre dos personajes.

Si bien es cierto que estas cuestiones no son nada novedosas en la literatura española y, quizás universal, especialmente en las últimas décadas, el estilo de Cañadas Bustos sobresale por la preparación del ambiente que, aparentemente tranquilo y calmado, parece esconder en todo momento una inquietud a punto de desbordarse. El lector, quien espera el desbordamiento de esas tinieblas que subyacen en los textos, hallará que el autor contiene dicho desbordamiento, que en pocas ocasiones se produce, creando una sensación de cercanía del desastre que apenas acontece. Este estilo interrumpido, digamos, de la tensión narrativa está intrínsecamente relacionado con los propios personajes que protagonizan los relatos, pues muchos de ellos anhelan un cambio al que temen afrontar, transformando sus vidas en un volcán que, pese a rugir, nunca llega a entrar en erupción.

La perspectiva general del libro es positiva, a lo que contribuye la heterogeneidad técnica con la que Cañadas Bustos aborda los diferentes relatos: hay cuentos dialogados; cuentos narrados indirectamente mediante una carta; o cuentos en los que la luz del amanecer sirve al narrador para abordar los conflictos de una pareja. Y esta variedad de fórmulas se agradece. Sin embargo, también hay algunos relatos, los menos, que quizá no estén a la altura media del libro: pese al planteamientos interesantes, tal vez no llegan a tratarse de la mejor manera posible. En cualquier caso, no debemos olvidar, pues seríamos injustos, que se trata de un primer libro y, seamos sinceros, el resultado es más que positivo para tratarse de una ópera prima.

Pero vayamos al meollo: ¿qué cuentos me parece que resaltan sobre los demás?

El primero de ellos que podemos destacar es el que lleva por título “Ego te absolvo”. Sin entrar en muchos detalles argumentales, es sin duda alguna el texto más sentimental del libro, no obstante, no cae en excesos que podrían esperarse conforme al tema tratado en el relato, y eso es de alabar. Mantiene la dignidad y la tensión narrativa e incluye algún que otro giro de tuerca que potencia la intensidad del relato.

Otro de los mejores cuentos es “Moushiwakenai”, en el que no varía el tono de la narración pese a las barbaridades que este cuento relata. Es este cuento también el que más se diferencia del late motiv de todo el libro; el que adquiere, quizás, una mayor autonomía y una entidad propia.

“Los noes callados” es el paradigma de la cuestión de la aparente calma a la que le subyace una inminente explosión. Tal vez sea el relato más representativo de los temas abordados en el libro.

Los dos relatos que cierran el libro, a saber, “pajas mentales” y “el rencor de los sillones” también son una buena muestra de lo que ofrece este libro. Mientras que en “pajas mentales” se aborda la cuestión de la soledad en una narración de corte clásico, más atrevida es la técnica de “el rencor de los sillones”, en el que, mediante un plano secuencia a modo de travelling, descubrimos el fracaso de las relaciones de pareja.

En conclusión: este es un libro incómodo, en tanto que coloca al lector ante situaciones cotidianas, al menos la mayoría de ellas, y plantea una radiografía de la sociedad contemporánea que, como no podía ser de otra forma, nos interpela a todos. Y es que, en definitiva, la literatura no debe ser un sillón confortable; y este libro se aproxima a esta definición de literatura.

Quince relatos descarnados, que no obvios, en los que la desazón es una constante en historias donde la realidad se solapa con las tormentas internas de los personajes. Alguno especialmente te deja con la sensación de haber asistido a una tragedia con aires de cotidianeidad.
Muy heterogéneo en su estilo, el formato varía de unos cuentos a otros, permitiendo acercarse al dolor desde ángulos muy distintos, si bien mis favoritos son aquellos en lo que prima el diálogo, siempre más acertado para jugar con el subtexto.
Mejor digerirlo lentamente, dejando una sesión para cada cuento, pues ese revoltijo interno necesita un tiempo después del punto final para que le demos vueltas a lo planteado.

Me ha sorprendido gratamente.

Es el primer libro de cuentos con ambientación contemporánea que he leído. Me ha resultado muy atractivo que algunos cuentos se desarrollen en ambientes y situaciones cotidianas.

Algunos cuentos me han dejado muy buen sabor de boca y algunos otros más bien agridulce, pero resulta muy complicado mantener un mismo nivel en una recopilación de cuentos.

En líneas generales los cuentos intentan provocar una reflexión del espectador y tienen unas temáticas "ocultas" muy interesantes. Evidentemente los ojos y mente del lector juegan un papel fundamental en este sentido.

Lo recomendaría si eres de mente inquieta y te gusta acabar de leer y dialogar contigo mismo sobre lo que acaba de pasar por delante de tus ojos.