Veinte años después de haber leído las aventuras de mi querida niña Sakura Kinomoto, llegan a mis manos sus peripecias de adolescente. El tomo seis de aquel manga de los '90 fue el primer libro que compré con mis primeros ahorros (sólo porque me pareció bonita la portada). Desde ahí, marcó mi infancia para siempre. Sakura me infundió un espíritu soñador, me hizo sentir mágica y valiente. Me enseñó el valor de la amistad y el amor. Todo eso me transmitió desde mis tiernos seis añitos... ¡imagínense el significado de esta lectura hoy! Me hubiese gustado conocer la continuación de esta historia antes, en mi adolescencia quizás, cuando todavía latía mi corazón por Shaoran (el héroe masculino). Pero nunca es tarde, dicen. Todavía me puedo enamorar de un personaje mayorcito, acorde a mi edad. Entiéndanme, no puedo ser objetiva. Para mí, es sencillamente maravilloso. |