A veces, la familia no está en el lugar donde nacemos, sino en las personas que escogemos.
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A veces, la familia no está en el lugar donde nacemos, sino en las personas que escogemos.
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Pedir ayuda no te convierte en una fracasada.
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La vida es corta, nada nos asegura que sigamos aquí mañana. Así que, si tienes la oportunidad de arreglar algo que está roto, no la dejes escapar.
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A veces el mundo no tenía sentido. Ningún padre debería enterrar a su hijo. No podía imaginarme el dolor que atravesaba sus latidos cada día. Si solo pudiera rezar por una cosa durante lo que me quedaba de vida, sería por los padres que han tenido que decir adiós demasiado pronto a uno de los suyos.
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No estoy aquí para decirte qué hacer. Pero si no eres feliz con ella, es algo que vale la pena explorar. No siempre tienes que quedarte con lo que conoces. A veces la mejor manera de avanzar es dejar cosas atrás.
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Ninguna vida es mejor que otra. Son diferentes, nada más.
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Después de la tormenta, llega la calma. Por mucho que llueva, el sol siempre vuelve a salir.
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El verdadero éxito viene de adentro. Y ese éxito se define por poder despertar y tener gratitud. Ese es el objetivo. Ahora bien, eso no quiere decir que todo sea perfecto cuando eres feliz. Eso no es la felicidad. La felicidad, la gratitud, es la capacidad de despertar y decir, sí, algunas cosas en mi vida son difíciles en este momento, pero todavía me siento bien con una o dos cosas. Tienes la oportunidad de elegir la alegría, incluso cuando los tiempos son difíciles.
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A veces era más fácil decir la verdad a los extraños.
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Aprendí rápidamente que la maternidad significaba decirse no a uno mismo para luego decirle sí a su hijo.
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Una oda de Friedrich Schiller se escucha al final de su última sinfonía cantada por un coro.