Me estaba gustando mucho, iba a muy buen ritmo me tenía atrapada pero todo se torció en la tercera parte del libro que se vuelve más anodina y centrada en un personaje que es odioso desde el principio: el profesor Emmanuele Paul. Tenía muchas expectativas, me habían hablado muy bien de esta heroína que incluso llegaba a superar para muchxs a Jane Eyre. Pero no, yo me sigo quedando con Jane, aunque Lucy tiene sus cosas. Lo mejor: la coherencia de Lucy Snowe, el personaje principal, durante casi toda la obra, su tono siempre pensativo y fiel a sus ideales, el maravilloso capítulo donde hace una buenísima disertación sobre el culto católico y el protestantismo. Me sorprendió la creación de un personaje tan real, tan humano, fuerte y vulnerable a la vez, y con ese deseo de sentirse amada que la hace tan creíble, la ansiedad que padece… Son todos detalles que llenan de vida al personaje y que hacen pensar en su trasfondo autobiográfico. Y sí, Lucy tiene mucho de la propia Charlotte. Me gustó también que al final pueda sacar adelante su escuela por ella misma y que parezca que prospera sola y sin ayuda masculina al final. Y me encantó el estilo cíclico que aporta la Banshee que aparece dos veces bajo la ventana para augurar noticias fúnebres. Una al inicio y otra al final. Este detalle mitológico no se me va a olvidar fácilmente. Lo peor: el profesor Emmanuelle, un señor desagradable desde la primera vez que aparece en escena, arrogante, agresivo incluso al principio. Y lo peor del carácter de Lucy: es enamoradiza y aunque siente una gran admiración por muchos hombres, parece incapaz de hacer amistad con las demás mujeres a quienes considera “demasiado poco”. Es exigente e intransigente pero parece perdonar mejor los defectos de los personajes masculinos. |