Somos normales en apariencia, pero extraordinarios por dentro, y eso es lo que cuenta.
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Somos normales en apariencia, pero extraordinarios por dentro, y eso es lo que cuenta.
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Acabamos agotados y ebrios, pero no por el alcohol, sino por el derroche de amor, erotismo y complicidad que entrelazó los cordones de nuestros zapatos de tal forma que difícilmente podría seguir caminando si no era a su lado.
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Hay abismos a los que merece la pena asomarse.
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¿En que año nació Marcel Proust?