La barraca

"La Barraca" se revela como una joya literaria que me ha dejado profundamente impactada. En un contexto histórico y social convulso en la España de finales del siglo XIX, Blasco Ibáñez traza con maestría un retrato desgarrador de la sociedad valenciana sumida en la miseria, la ignorancia y la brutalidad.

La trama se desarrolla en una sociedad rural valenciana, donde la intransigencia y violencia de un pueblo atrasado se convierten en protagonistas. La historia gira en torno al drama de la familia de Batiste, quienes, en busca de una vida mejor, se enfrentan al cruel hostigamiento de un pueblo aferrado a sus tradiciones y resentimientos. La prosa de Blasco Ibáñez es un bisturí que disecciona con detalle las campiñas mediterráneas y las condiciones precarias de sus habitantes, creando un contraste impactante entre la belleza del entorno y la crueldad humana.

La narrativa realista y naturalista del autor se manifiesta de manera impactante en cada página, llevándonos a reflexionar sobre la intransigencia y cabezonería que pueden llevar a actos despreciables. La crudeza de las escenas, narradas con una frialdad que resalta la brutalidad de los hechos, añade una capa de complejidad a la novela, haciéndola más memorable.

Admito que "La Barraca" no es una lectura fácil ni agradable, pero es una obra maestra que perdura en el tiempo. Cada página de esta obra ha sido un descubrimiento, una revelación que me ha llevado a reflexionar sobre la complejidad de la sociedad y la naturaleza humana. La historia, con sus personajes de fuerte carácter y su narrativa envolvente, se convierte en una experiencia conmovedora que deja una huella imborrable en el lector.

La descripción inicial de la huerta valenciana y lo que va a representar este libro es magnífica. Una novela que representa la crudeza del ser humano, el día a día de aquellos trabajadores de la huerta de Alboraya y las disputas que surgen entre ellos. Las relaciones sociales perfectamente definidas por Blasco Ibáñez que te dejan con un sabor agridulce. Por un lado, el haber leído una novela con una narración extraordinaria y, por otro, el terminar sus páginas con las emociones tan intensas que se plasman.

Solo dos novelas le han bastado a Vicente Blasco Ibáñez para colarse en mi panteón particular. Si  "Cañas y barro" me sirvió para descubrirlo y quedar prendada, esta ha sido la novela que lo ha confirmado como uno de mis imprescindibles.
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"La barraca" (1898) no solo fue el primer éxito de Blasco Ibáñez, también fue el primer súper ventas español llegando a la cifra del millón de ejemplares vendidos. En esta novela el autor nos sumerge en las entrañas de la huerta valenciana para narrarnos el sufrimiento de Batiste Borrull y su familia, campesinos honrados con ansía por trabajar y salir de la pobreza, que cae en desgracia víctimas del egoísmo y violencia de sus vecinos.
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Escrita con maestría, el autor nos describe las duras condiciones de vida de los huertanos. Un día a día en el que los amaneceres y atardeceres, el tacto de la tierra cultivada, la lluvia, el frío y el calor abrasador del verano se mezclan con la crueldad y aspereza de un entorno del que emergen sentimientos tan miserables como la envidia, el odio y la venganza.
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"La barraca" es mucho más que una novela costumbrista, es la pugna del hombre contra el entorno hostil que le rodea, es la injusticia elevada a su máxima expresión, es lucha obrera y desigualdad. Una novela tan real, trágica e intensa que convierte la lectura en una experiencia viva que absorbe y envuelve provocando una gran tensión en lector.
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Lo leí con rabia, con dolor, pero sobretodo con una gran fascinación, tanta que a menos de la mitad del libro ya estaba buscando otra novela del autor para continuar.

Nos encontramos ante una de las grandes obras españolas de corte naturalista. Eso se ve claramente en las descripciones minuciosas, en las escenas de violencia y en la forma de retratar a los huertanos del siglo XIX. Es increíble cómo el autor consigue que te veas sumergida en las tierras valencianas de aquella época. Me ha gustado menos de lo que esperaba, ya que en su momento disfruté mucho de «Arroz y tartana». Me ha resultado una lectura en algún punto algo repetitiva y muy incómoda por la injusta situación que viven Batiste y su familia; es difícil, por no decir imposible, entender a Pimentó, Pepeta y compañía. Qué gran punto a favor son todos los valencianismos que hay.


Blasco Ibáñez describe en esta novela una sociedad rural dominada por los instintos más primarios y cuya miseria no solo atribuye a la codicia de los poderosos, sino también a la ignorancia, el odio y la barbarie de un pueblo anclado en valores e ideas caducos.

Una historia sobre la crueldad humana desde el punto de vista del individuo como parte de una colectividad, en la que el lirismo que el autor emplea para describir la naturaleza y los lugares en los que se desarrolla, contrasta con la dureza de los hechos ocurridos.

Blasco Ibáñez es uno de los máximos representantes del naturalismo del panorama literario español. Gran parte de sus novelas se enmarcan en la Valencia de finales del XIX. “La barraca” se publicó en 1898 y en ella, el autor realiza un retrato psicológico de un grupo de trabajadores de las huertas valencianas, los cuales actúan movidos por el odio, el recelo y la superstición en torno a las tierras del tío Barret.

Estas tierras representan las consecuencias del abuso de poder por parte de los terratenientes, y se han convertido en un símbolo de unión y de lucha para los vecinos cercanos. Personas que viven en la pobreza, trabajando de sol a sol para conseguir extraer la mayor productividad de unas tierras que no les pertenecen. ¿Qué ocurre cuando uno de estos campesinos decide sublevarse y plantarle cara a este injusto sistema? La voz narrativa toma fuerza y ritmo para describir al lector lo que pasó cuando el tío Barret decidió hacerlo.

Blasco Ibáñez relata con gran maestría los distintos acontecimientos que pondrán a prueba la vida cotidiana de la vida rural, intercalando fragmentos de gran belleza en los que personifica lugares como la huerta, la fábrica de seda o conjuntos arquitectónicos como la catedral de la ciudad, dotándolos de humanidad. Una humanidad que contrasta con el carácter salvaje de algunos personajes, que cediendo a sus instintos más oscuros, se funden con la miseria y brutalidad del entorno en el que conviven.

Os recomiendo enormemente leer esta novela, la cual me ha recordado, en ciertos aspectos, a “Germinal”, de Zola (salvando las distancias). “La barraca” es la historia de una familia que lucha por sobrevivir, que lo único que pretende es ganarse el pan con el sudor de su frente, y que tendrá que enfrentarse a un medio hostil impregnado de odios, venganzas y envidias. Un mundo acuciado por la falta de educación, en el que los momentos de esperanza, amor y compasión apenas se dejan ver. Un mundo en crisis, en el que vivieron muchos españoles que se veían obligados a subsistir con pésimas condiciones laborales, tanto en el campo como en la ciudad.

Este libro lo tengo desde hace tiempo que lo compramos en circulo de lectores.
Lo he leído para el reto literario de face Yo soy una musa de Juani Hernández. Siempre me ha gustado leer historias/libros de sitios que conozco y de mi zona, por lo que leer este de la huerta de Alboraya, me hace retroceder hasta dicha época, y me recuerda cuando paso por allí en verano.
En este libro nos encontramos a Pimento que es un holgazán, y que no trabaja sus tierra, y viven de lo que trabaja su mujer. También conocemos a la familia de Batiste, que se queda en la barraca del difunto tío Barret, que murió en prisión, por matar al dueño de las tierras que trabajaba. Esta historia pasa a finales del siglo XIX, y nos enseña la vida dura de aquel comento en la huerta valencia. La historia es contada por un narrador, y escasean los diálogos, como en Cañas y Barro que es la otra historia que he leído de Blasco Ibáñez. Es una historia dura, y triste.

Otra de las novelas que forman el ciclo valenciano de Blasco Ibáñez, en este caso ambientada en la huerta. Alrededor de una situación que va degenerando por la violencia con que se conducen los personajes, narra las difíciles condiciones de vida de los agricultores de la huerta valenciana, no solo sujetos a al azar de los elementos, la lluvia, el frío, el calor, si no también a la avaricia de los propietarios, a los que arrendaban las tierras, y a la relación entre ellos mismos, basada en unos códigos no escritos que trascienden a la justicia y marcan las relaciones sociales entre la gente del lugar.

Muy buena novela, en ocasiones algo monótona por la profusión de Blasco Ibáñez a la hora de describir lugares, ambientes, personas, pero, en cualquier caso muy recomendable.