La descripción inicial de la huerta valenciana y lo que va a representar este libro es magnífica. Una novela que representa la crudeza del ser humano, el día a día de aquellos trabajadores de la huerta de Alboraya y las disputas que surgen entre ellos. Las relaciones sociales perfectamente definidas por Blasco Ibáñez que te dejan con un sabor agridulce. Por un lado, el haber leído una novela con una narración extraordinaria y, por otro, el terminar sus páginas con las emociones tan intensas que se plasman.
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