Todo lo que queda

En el tejido temporal y las páginas insondables de la vida, se devela la compleja narrativa de la muerte, un enigma que nos envuelve con su velo. “Todo lo que queda” nos invita a explorar, desde una perspectiva pragmática y científica, cómo entendemos el último capítulo de nuestra existencia. Sigamos los hilos de la reflexión profunda y científica los cuales se entrelazan para descifrar el misterio de la muerte.

La autora, Sue Black, una destacada antropóloga forense británica, nos sumerge en un viaje que abarca desde los métodos de entierro hasta las complejidades del cuerpo después de la muerte. A pesar de que las descripciones pueden ser en ocasiones frías, logran transmitir una emotividad profunda, conectando al lector con la inevitable realidad de la muerte.

Mi experiencia con la obra fue impactante, incluso en algunos momentos tuve que pausar la lectura debido a la fascinación y fuerte conexión emocional con los casos presentados. La autora demuestra un conocimiento impresionante y un respeto apasionado por la materia, añadiendo un valor significativo a la narrativa. Los capítulos que relatan casos específicos en los que estuvo directamente involucrada resultan particularmente intrigantes, construyendo sobre la información previa y ofreciendo una visión más vívida del trabajo forense.

Sin embargo, las secciones iniciales, reminiscentes de relatos familiares o memorias, no lograron captar mi interés tanto como los capítulos posteriores. Aunque funcionan como dispositivos para ampliar la comprensión sobre procesos biológicos, no lograron cautivarme de la misma manera. No obstante, el aspecto personal del libro, presente en relatos conmovedores sobre la muerte de los padres de la autora, agrega una dimensión humana, revelando las motivaciones detrás de su dedicación a la profesión.

El libro también aborda el tiempo que la autora pasó en Kosovo, resaltando atrocidades presenciadas. Estos capítulos impactantes subrayan el invaluable trabajo dentro de la profesión, aunque las escenas descritas puedan resultar horripilantes. Personalmente, estas secciones fueron las que más me impactaron profundamente, destacando la relevancia y seriedad de la labor forense en contextos extremos.

Dicho esto, mi experiencia con la obra fue realmente fascinante. "Todo lo que queda" ofrece una obra informativa, bien escrita e interesante que combina hábilmente la perspectiva científica con una conexión emocional innegable. La autora logra transmitir la complejidad de la muerte, desde sus aspectos más fríos y clínicos hasta sus profundas implicaciones emocionales. Recomiendo esta lectura a aquellos que buscan una comprensión completa de la ciencia forense y la inevitabilidad de la muerte, presentadas de manera convincente y fascinante.

“Todo lo que queda” ha resultado no ser exactamente la lectura que esperaba (más técnica) pero ha sido sin duda un libro enriquecedor y muy interesante.

Sue Black, antropóloga forense, escribe una obra muy personal e íntima, donde desgrana su carrera profesional, desde sus inicios como estudiante hasta sus colaboraciones en Kosovo tras la Guerra de los Balcanes en los años 90 o en la identificación de víctimas del tsunami que arrasó las costas del sudeste asiático en 2004.

Habla también de su propia relación con la muerte y la idea de morir, de sus relaciones familiares y académicas convirtiendo la lectura en un ameno relato. Hay que decir que a mí la autora me ha caído bien pero que de lo contrario se hubiera hecho una lectura muy pesada porque todas las páginas están salpicadas con un toque personal y vivencial muy íntimo.

La parte más técnica es muy fácil de comprender y se nota que Black es docente haciendo las explicaciones entretenidas y al nivel de cualquier no indicado en anatomía o antropología forense. En este sentido aunque esperaba más casos reales me ha gustado mucho también por su presunta sencillez pero explicando conceptos interesantes.