Vete diciéndome dónde vas a estar y veré si puedo ir a verte.
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Vete diciéndome dónde vas a estar y veré si puedo ir a verte.
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Me río de mi mismo cuando pienso lo que he llegado a pagar para que un chef me ofrezca una experiencia todo que lleva años perfeccionando al milímetro, desde la iluminación hasta la vajilla, y luego llegas casualmente a esta roulotte donde la experiencia ha sido rigurosamente descuidada hasta el último detalle, desde la ausencia de iluminación a la ausencia de vajilla, y es precisamente aquí donde uno da ese mordisco en que se produce el olvido de todo lo demás, y obtiene al fin esa experiencia que tanto me ha esquivado en todos esos restaurantes de Madrid, de Cataluña, del País Vasco a los que supuestamente uno no puede dejar de ir antes de morir.
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… ya se sabe que los recuerdos que no se apoyan en imágenes, ni palabras, ni objetos se deshacen poco a poco en la memoria, pierden la nitidez, sus contornos se diluyen, sus colores se entremezclan y al final solo queda una mancha borrosa de luz contra esa oscuridad que termina por engullirlo todo.
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Es importante la memoria de cómo salía un día perfecto, pero es más importante aún estar abierto a tenerlo, a seguir las pistas en cuanto asome la posibilidad de un gran día.
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Y es ahora, al ver esta carta, que cuento los días que pasé contigo, siete en total, y se me aparecen como días que podría dibujar, días perfectos, días no solo memorables, sino memorizados, que podrían engendrar fácilmente un Morning Paper como el de Faulkner.
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«Los penúltimos días son los mejores. No han de soportar sobre sus espaldas la tragedia de ser la víspera de una despedid, la antesala de una larga ausencia».
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un día perfecto: un hombre y una mujer que se buscan desde la hora de despertar para hacer cosas juntos y disfrutan de ello hasta la hora de acostarse. Parece fácil.
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....Poca gente es capaz de prestarte su mirada.
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....Hay que disfrazarse en cuanto uno vea llegar la ocasión, transitar de un yo a un otro yo, hasta hallar el yo preciso para la ocasión, para hacer de la ocasión todo lo que la ocasión pueda llegar a ser....
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....Llega un punto en la vida en el que solo con los desconocidos se puede hablar, sin temor a asustarles ni a decepcionarles, de nuestros deseos ocultos, de aquello en lo que hemos dejado de creer, de aquello que ya no queremos ser y de aquello en lo que empezamos a convertirnos.
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¿Qué objetousaron como traslador en el Mundial de Quidditch?