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Críticas sobre Los niños de Lemóniz (12)
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MarMartinezRipoll
 01 March 2024
La verdad es que el conflicto en el País Vasco es conocido y de ha tratado en algunos libros, pero esta visión de una niña que vivió en primera persona ese terror creo que merece un lugar destacado. Es un libro que estremece por ser una historia real, el modo de afrontar un horror por parte de unos padres para que sus hijos no lleguen a darse cuenta de la realidad, aunque esta alcanza siempre, la pintemos como la pintemos.
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herbookss
 08 December 2022
La historia de los niños de Lemóniz está basada en hechos reales. Desde la perspectiva de Ángela, una niña de tres años y en adelante, vamos viendo lo que empieza a ocurrir en Euskadi en los años 70 y cómo influye eso en la vida diaria de su familia y amigos. Su padre es un ingeniero que ha venido a trabajar en la futura central nuclear de Lemóniz y pronto empieza a recibir presiones y amenazas de parte de ETA para que se vaya de ahí.

Lo diferente de este libro es que nos muestra una cara muy poco conocida del conflicto, la situación de las mujeres y los hijos de los amenazados. Ángela nos cuenta inocentemente cómo su madre inventa juegos para que ella no se dé cuenta de lo que están pasando y así protegerla, pero claro, va creciendo y cada vez es más difícil ocultar según qué cosas. Empieza a intuir, tiene dudas y preguntas difíciles de contestar porque ¿cómo explicarle lo que está pasando a una niña tan pequeña? A medida que avanza la historia es más palpable la tensión y miedo que están viviendo esas mujeres, que sólo tienen apoyo entre ellas, y las consecuencias de toda esa presión en su día a día. Por eso me parece tan importante este libro, porque todos conocemos la historia poco más o menos, pero aquí Estela da voz a esos 'invisibles', esas personas de las que apenas se habló, pero que también vivieron y sufrieron las consecuencias. Además lo cuenta con mucha ternura y dignidad, sin odio, de una forma que te llega al alma. Una historia que creo que todos deberíamos conocer.

Solo me queda agradecer a Estela su valentía y generosidad. Y a los demás recomendaros esta novela que tiene mucha verdad, para conocer un poco mejor nuestra historia y a esas personas a las que apenas nadie dio voz.
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March_25
 26 September 2022
Escrito en primera persona desde el punto de vista de una niña pequeña, nos hace partícipes de una situación que pocos conocemos: Qué ocurría con los niños que vivían en país vasco en la época de ETA.
Ninguna guerra es justa, desde luego. Y si algo tengo claro, es que aquella era un guerra, un guerra extraña donde unos atacaban y otros… pues miraban debajo de los coches por si había duendes. Y como en todas, los que peor lo pasan son los más débiles.
Por otro lado, y bajo mi punto de vista, un empleo, sea el que sea, ¿merece la pena tanto sufrimiento? ¿Ponerte a temblar cuando suena el teléfono? Tener que mirar a todos lados, que tu hija celebre un cumpleaños y que no aparezca ninguno de los amiguitos del cole, o que los amigos verdaderos falten porque les han metido un tiro en la nuca, ¡que angustia!, ¡anda que se lo metan dónde les quepa! Podéis llamarme cobarde, seguro que os daré la razón, pero lo haré desde mi hogar, con toda mi familia pudiendo dormir por la noche y celebrando cada cumpleaños con quien me dé la gana.
Está escrito de una forma simple, con capítulos cortos y de fácil lectura, adaptado a los pensamientos de la niña que lo cuenta. No es una maravilla literaria, pero pienso que es una historia que merece ser contada y leída. Por todos aquellos que no pudieron contar la suya, por todos los niños que se vieron de la noche a la mañana sin un familiar o amigo, o incluso sin parte de su propio cuerpo por la barbarie y una política en la que no tenían nada que ver.
Una autora muy valiente por contar su historia, aconsejo su lectura.
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rafaperez
 09 September 2022
Jon Idigoras se despacho a gusto con el periodista Luis del Olmo en una llamada telefónica a su programa de radio.

"Este tipo de declaraciones harán que te pasen cosas malas..."
El motivo, mostrar su rechazo a la banda terrorista Eta.

Ellos,( la lista de periodistas sería interminable) al menos tuvieron dos cosas. Voz y arrestos ( cojones, en castellano antiguo)

Los niños de Lemoniz rompe el silencio de esa infancia que no pudo crecer con normalidad.

Algo tan simple como bajar a jugar al parque era una actividad de riesgo que ellos ni asimilaban ni entendían.

Rechazados por la cultura del miedo a la que sometieron los asesinos y sus parlamentarios, y por padres que obligaban a sus hijos a darle la espalda, a no jugar con ellos en el recreo, a decir que su progenitor era malo.

En esta ocasión, aunque cualquier excusa era buena en los años de plomo, el delito cometido fue que sus padres trabajaran en la construcción de la central nuclear de Lemoiz.

Ser señalado en un pequeño pueblo del País Vasco, como objetivo terrorista, no sólo conllevaba el miedo a las balas, era, sencillamente, la destrucción social.
Bajar a los infiernos.

Un ambiente opresivo que le tocó vivir, en especial, a los menos culpables, mientras teníamos que soportar frases tan célebres a modo de justificación " daños colaterales"
¡Pero que ostia con toda la mano abierta os daba!

Estela Baz ficciona una odisea real, donde lo único que modifica son los nombres de personajes. Los reales se pueden consultar tirando de hemeroteca, y hacerlo, me ha repercutido en incrementar el asco que siento por Eta e insisto, sus parlamentarios ( si, Otegui, por ti también)

La novela esta escrita desde la perspectiva de una niña de 4 años, que crece bajo estas especiales circunstancias. Por tanto, la narración es tan parca en riqueza literaria, como dura, en su inocencia.

Repetitiva en ocasiones, el texto navega entre luz y oscuridad hasta hacerse asfixiante y dejándote, pese o precisamente a su sencillez, con un sentimiento sobre todo, de rabia.

Quien por curiosidad quiera acercarse al libro, debo advertirle que su prosa, no es buena, verdura en un plato de carne, pero todo lo que nos cuenta la autora es dantesco.

Lectura recomendable para conocer como vivieron aquellos años, los más inocentes, los más olvidados.
Los niños. Los daños colaterales.
¡¡Pero que miserables!!

Luis del Olmo pidió perdón a una madre por llamar hijos de puta a los etarras en directo.

Yo no pediré perdón por dos apuntes, por dos ejemplos de mi forma de pensar al respecto.

El día 3 de junio de 2005 la sabia naturaleza hizo justicia con Jon Idigoras. Ley de vida.

No hay prisa, Josu Ternera, el infierno es paciente y te espera.
Daños colaterales.

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Bri
 16 March 2022
Esta novela tiene 485 páginas y 64 capítulos. Narra la historia de Ángela y su familia, junto con la de otras familias con niños, a lo largo de 4 años, todos con el nexo común de la central nuclear que se estaba construyendo en Lemóniz (Vizcaya). Los hechos que suceden en el libro van desde 1978 hasta 1982, los llamados “años de plomo de ETA”, una de las etapas más sangrientas de la banda terrorista.
Este libro es autobiográfico, aunque novelado, ya que el padre de la autora fue ingeniero en Lemóniz y compañero del secuestrado y asesinado José María Ryan y del también asesinado Ángel Pascual. El pueblo donde viven es Zilgora (pueblo inventado por Estela Baz) a pocos kilómetros de Bilbao. Los personajes del libro son reales, pero la escritora ha cambiado sus verdaderos nombres. Todos ellos formaron parte de la infancia de la niña (Ángela) en los cuatro años en los que se desarrolla la novela, desde que ella tiene tres y hasta los siete. David, el padre, es uno de los ingenieros expertos en energía nuclear, contratado por Iberduero para poner en marcha la central de Lemóniz. Carmen, la madre de Ángela, es ama de casa y tiene que lidiar con las escasas explicaciones que le da su marido sobre los problemas que surgen en la central como consecuencia de los ecologistas, los antinucleares, y lo peor de todo, la implicación de ETA en el asunto. al principio del relato Carmen está embarazada de su segundo hijo, Quique, un bebé con salud delicada, que afortunadamente no se percatará de la cantidad de situaciones difíciles y angustiosas que vivirá el resto de la familia, al ser muy pequeño.

En Zilgora todos los trabajadores de Iberduero que forman parte del proyecto de Lemóniz son grandes amigos, más que eso, son como familia. Isabel y Lázaro son los más cercanos a Ángela y su familia, y Laura, la hija mayor de estos, es el alma gemela de Ángela. Ambas de la misma edad, ven poco a poco a través de sus inocentes miradas, como todo a su alrededor se desmorona.

Al principio de la historia la familia viaja a Madrid para que David siga formándose en su profesión. Allí conocen a Rafael, un Guardia Real, y su familia, que serán muy importante para Ángela y les visitarán en Zilgora en alguna ocasión. Rafael siente preocupación por sus amigos del País Vasco, ya que las informaciones que le llegan como mimbro de la Guardia Real, no son muy halagüeñas. Les inculca que adquieran hábitos en el día a día para hacer frente a la amenaza cada vez más grande de ETA.

De regreso a Zilgora la vida poco a poco se va enrareciendo. Ángela acude a la "ikastola" con Laura, y ven como sus amigos del pueblo comienzan a hacerles comentarios malos sobre sus padres, tan solo por ser trabajadores de la futura central de Lemóniz. En la "ikastola" solo les enseñan cosas en vasco y Ángela se siente bastante confusa, ya que en su casa no se habla vasco, y no le dan ninguna facilidad para adaptarse. Cuando las amenazas de ETA se vuelven más intensas pasa temporadas en que asiste muy poco a la escuela, y a su regreso se siente como un bicho raro, no solo porque los niños de la clase la aíslan, sino porque su dominio el vasco no es tan fluido como el del resto.

Las familias de los trabajadores de Iberduero en Lemóniz reciben amenazas por carta de ETA, llamadas de teléfono, son seguidos en sus quehaceres cotidianos, tanto en coche como a pie, tienen que mirar debajo de los coches por si les han colocado explosivos, salen de casa con temor de encontrar a alguien en el portal y, cuando la situación ya es insostenible, apenas salen de casa. Carmen inventa un sinfín de juegos para su hija, como buscar duendes debajo del coche, coger el teléfono cuando suene tres veces, cerrar todas las persianas y jugar a las tinieblas…..todo para ahorrarle a su hija pequeña el terror en el que viven, la amenaza constante de un grupo de desalmados que les tienen atemorizados y que ya han puesto explosivos en la central nuclear y en otras sedes de Iberduero para que se paralice la construcción de Lemóniz. Pero si la situación de las madres y los niños es penosa, la de los padres, trabajando en la central, no es mejor. Tienen que salir del trabajo escondidos, utilizar distintos coches, ir a través del monte, a veces no pueden regresar a dormir a sus casa, con un ambiente muy tenso dentro de la central, porque se sabe que hay infiltrados de la banda terrorista trabajando codo con codo con ellos.
Ángela y Laura van creciendo , asisten con su mirada de niñas no solo al rechazo de la gente del pueblo, sino a los asesinatos de seres cercanos, que van normalizando, debido a la crudeza de la situación, que se hace insostenible y obliga a sus padres a tomar una decisión.

La novela está escrita en primera persona por Ángela, con muchos diálogos, pocas descripciones y con un lenguaje adaptado a una niña. Quizá eso es lo que menos me gusta del libro, ese lenguaje infantil, con demasiados diminutivos: chiquitina, un ratito, quietecita….que a veces me resultaba repetitivo. Es una lectura fácil y fluida y en el encabezado de cada capítulo aparecen en cursiva fragmentos de la hemeroteca de la época en la que se desarrolla dicho capítulo, lo que pone de relieve la veracidad de los hechos. El prólogo del libro está escrito por Luis del Olmo, amenazado por ETA cuando condenó el asesinato del ingeniero José María Ryan en su programa. al prólogo le sigue una nota de la autora y al final del mismo el marco histórico y la bibliografía.
CONCLUSIÓN:

Me ha gustado el libro y he disfrutado con su lectura, lo recomiendo sobre todo a aquellos a los que le interese esta época de España donde el terrorismo era el pan nuestro de cada día, y a los que por vivir fuera del País Vasco, como es mi caso, les resulte ajena la terrible situación que vivieron estas familias, por el simple hecho de trabajar en algo que no fuera de los intereses de la banda terrorista o por no ser afín a los ideales de ETA.

La novela es un homenaje a los niños víctimas del terrorismo, tanto directa como indirectamente, y a sus madres, que intentaron en todo momento que llevasen una infancia normal dentro del peor de los escenarios.
Enlace: https://familialectorade4.bl..
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Bookworm
 26 February 2020
Hoy os traigo un libro que me ha hecho retroceder en el tiempo pero mucho además y lo más increíble de todo es que habiendo viviendo en el País Vasco desde que nací en el '70 hasta que me marché en el '86 no recordaba en absoluto la historia de la central nuclear de Lemóniz. Yo pensé que iba a leer una novela que hablaba de ETA pero no utilizando un hecho real como fue todo lo que ocurrió con la central y para mí ha sido una auténtica sorpresa desconocer absolutamente todo de esta historia.

Por supuesto soy consciente de que cuando se empezó a construir la central, yo solamente tenía dos años y diez cuando el proyecto quedó definitivamente paralizado, ya que nunca llegó a ponerse en marcha, y también soy consciente de que aunque lo de Lemóniz en concreto no me sonaba, al ir creciendo, escuchar noticias sobre atentados para mí era algo habitual, así que lo más probable es que sí haya oído hablar de los atentados relacionados con la central y sobre todo con los asesinatos de 5 personas relacionadas con ella. Es una pena crecer normalizando algo así, pero así crecí y no dejaba de extrañarme que de vez en cuando nuestra familia en Galicia llamara para preguntar "cómo iba todo por allí". Las cosas que sí he recordado perfectamente, han sido los programas de televisión que Ángela, la protagonista de esta novela, veía en televisión, porque eran los mismo que veía yo, o la música que sonaba entonces y también recuerdo claramente el año del golpe de estado del año 81, aunque no entendiera demasiado qué era lo que estaba pasando, pero todo lo demás ha sido una tremenda lección de historia, combinada con las vivencias en primera persona de las familias afectadas.

Y es que "Los niños de Lemóniz" pone voz a los recuerdos de esos niños, hijos de los trabajadores de la central nuclear amenazados por ETA, cuyos padres, sobre todo sus madres, intentaban que tuvieran una infancia feliz y que no percibieran el miedo y la angustia que los adultos sentían, inventando para ello juegos como el de buscar duendes (bombas) debajo del coche antes de subir a él, el de bajar las persianas y jugar a las tinieblas (cuando las piedras volaban hacia las ventanas), el de aprenderse las matrículas de los coches que veían cada día, el de no coger el teléfono salvo que sonara tres veces o sentarse en sitios públicos siempre de frente a la puerta de entrada. Transformando los momentos de miedo en juegos los niños percibían la realidad de otro modo, y aunque no eran realmente conscientes de lo que pasaba sí se daban cuenta de que algo ocurría pero no a todo el mundo le afectaba igual.

“Ya solo jugábamos a buscar duendes los fines de semana cuando íbamos a algún sitio en el coche de mi padre. Y muchas veces los buscaba solo él. Bajaba antes, volvía a subir y decía: «Todo bien, nos vamos». Siempre esa frase”.
La novela nos cuenta como un grupo de ingenieros, los mejores en su campo, son contratados para poner en funcionamiento una central nuclear. Evidentemente este tipo de empresas siempre tiene muchos detractores, y Lemóniz no era la excepción, el problema surgió, cuando ETA decidió intervenir en el asunto por encima de las voces de los ecologistas y las manifestaciones y protestas empezaron a convertirse en atentados. Hasta 300 atentados hubo relacionados con esta central, muchos de ellos destrozaron material, vehículos e incluso subestaciones de Iberduero, pero lo peor se lo llevaron cinco personas, las cinco víctimas mortales que siempre irán asociadas a esta "guerra" que acabó ganando la banda terrorista.

"Los niños de Lemóniz" es la historia del día a día de estas familias a las que poco a poco todo el mundo va dando la espalda, aunque a veces solamente por miedo a que se les relacione con alguien que está "señalado". A medida que uno avanza en la lectura, va notando esa angustia diaria que empezaba cuando el marido salía de casa y que no terminaba hasta que llamaba diciendo que volvía. Entonces comenzaba la cuenta atrás de los minutos que le llevaba llegar al hogar. Es increíble que a través de la inocencia y los ojos de los niños, que a pesar de todo te das cuenta de que llevaban un infancia feliz, seamos capaces de notar el aislamiento al que poco a poco se va sometiendo a estas familias, hasta que la tragedia se cierne sobre ellos, cuando ETA mata al ingeniero jefe y más tarde a su sucesor.

Fue tremendo tener que elegir entre trabajar en algo en lo que eres bueno, en un lugar que te gusta o simplemente estar vivo. Ellos estaban convencidos de que no podían ser un objetivo para ETA. Solamente eran los ingenieros de una obra civil y no los objetivos habituales de la banda terrorista, guardias civiles, policías, políticos..., pero... se equivocaron. Cuando ETA secuestró al Ingeniero Jefe exigió para su liberación la demolición de la central en una semana, algo a todas luces imposible, así que fue ejecutado sin contemplaciones (cuánto me he acordado de Miguel Ángel Blanco, al leer este sobre este asesinato). Además todos los técnicos de Lemóniz empezaron a recibir cartas de amenazas de muerte. La situación se volvió insostenible para todos ellos, que además ya no sabían en quién podían confiar, porque dentro de la propia central había partidarios de ETA.

Personalmente, creo que lo mejor de esta novela, además de haber aprendido mucho, sobre algo que desconocía, y sobre lo que después he leído bastante en internet, ha sido el enfoque que ha elegido la autora para contarla. Me ha encantado que antes de cada capítulo, haya elegido titulares de los periódicos de la época (al menos entiendo que eso son) para marcar el contexto de los capítulos y además elegir un punto de vista infantil, me ha parecido no solo muy acertado, sino también muy bien logrado. Todos los niños de esta novela, son tan auténticos, tan naturales que es muy fácil imaginarlos y escucharlos.

“Muchas veces me cansaba pensar en lo que decían los mayores, era confuso, había contradicciones, dobles sentidos, significados que no lograba descifrar”.

"Los niños de Lemóniz", que no lo he dicho hasta ahora, bebe mucho de los recuerdos de su autora, que vivió estos acontecimientos de cerca, me ha parecido una novela maravillosa, escrita de un modo muy natural, directo y ameno, es una lectura entrañable en unos tramos, emocionante en otros y también triste, pero también es toda una lección de amor, el amor de unos padres por sus hijos para los que trataron de construir una infancia que recordaran con cariño a pesar de las circunstancias. Una lectura con la que es fácil empatizar y que solamente puedo recomendar.

Enlace: https://bitacorademislectura..
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aaiinuur2
 13 February 2020
Aunque mi infancia transcurrió lejos de Euskadi, mis recuerdos sobre el terrorismo de ETA están ahí. Yo también era una niña y muchos de los pasajes de esta historia me han hecho recordar: los atentados, las manifestaciones, el sol amarillo símbolo de la lucha antinuclear, el acoso y la persecución... ETA hizo suyo el movimiento en contra de la energía nuclear y con tal excusa acosó, extorsionó y mató a muchos inocentes.

Este libro pone voz, desde la experiencia, a aquellos niños y niñas que vivían inmersos en el conflicto ("víctimas colaterales", según ETA). Los que nunca se vieron afectados "directamente" y en consecuencia no forman parte de las cifras oficiales. Los que vivieron el conflicto desde dentro, junto a sus familias, comprendiendo como podían las conversaciones, actitudes y miedos de sus adultos. Los que, sin saber por qué, sufrían el rechazo en la escuela y se veían encerrados en casa sin poder pisar los parques ni la playa.

Es la historia de una niña, y de su madre, mujer coraje que sufre cada minuto, con miedo y angustia, sin saber si será el último. Una muy buena lectura para recordar lo que fue este país. Porque quien no conoce su historia, o la olvida, está condenad@ a repetirla...
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carol_dl92
 01 January 2020
Un gran descubrimiento que no puedo dejar de recomendar. Una historia dura, como todas aquellas que rodean a ETA, una perspectiva distinta, desde los ojos inocentes de los niños que sufrieron aquella época convulsa que ha marcado sus vidas.
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Pippi
 07 November 2019
El padre de Ángela trabaja en la central nuclear de Lemóniz y por este motivo se convierte en objetivo para la banda terrorista ETA. Cuando comenzó la construcción de este proyecto en el año 1972 nadie se imaginaba lo que terminaría ocurriendo. Primero se convocaron multitudinarias manifestaciones antinucleares pacíficas que reunieron a decenas de miles de personas, pero ETA no tardó en apropiarse del tema para sus propios fines y fue cuando comenzaron las amenazas, las persecuciones, el miedo y los atentados.

La historia está narrada desde el punto de vista de Ángela, una niña que como muchos otros niños vivieron en primera persona esa cruel realidad, eran hijos de personas que estaban amenazadas o que fueron asesinadas por la organización terrorista. Veremos cómo sus madres intentaban disfrazar esa realidad para proteger a sus hijos ideando variedad de juegos o con pequeñas mentiras como buscar "duendes" bajo el coche antes de entrar en él, cerrar las persianas y apagar las luces para jugar a "las tinieblas", cambiar de coche constantemente, coger el teléfono después de que sonara un determinado número de veces, apuntar matrículas o decir una contraseña cuando llamabas al telefonillo o a la puerta.

Lo que más me ha impactado es que la historia está basada en hechos reales y que la autora vivió estos acontecimientos de cerca. Impresiona ver como los niños, desde esa inocencia que les caracteriza, vivían esta realidad y cómo razonaban ellos las cosas que pasaban a su alrededor.

Es un libro que me ha gustado muchísimo, estremecedor y tierno al mismo tiempo. Y aunque al principio me costó un poco entrar en la historia, quizás por la abundancia de diálogo o la forma en la que está narrado, una vez conecté con la lectura ya no la pude soltar. Reconozco que se me ha escapado alguna lagrimilla y se me ha puesto un nudo en la garganta en varias ocasiones. Sin duda ha sido un gran descubrimiento que solamente puedo recomendar.
Enlace: http://elblogdepippicalzasla..
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Sirmactres
 26 April 2019
Con el trasfondo político de ETA en el país Vasco, Estela Baz cose sus recuerdos de infancia en un relato novelado que supone un reconocimiento a todos los niños que sufrieron en primera persona esa época de miedo y terror sembrado a su alrededor y un homenaje a todas esas madres que hicieron lo imposible porque su niñez no se viera truncada por este conflicto político que les pilló en medio.
En la construcción de la central nuclear de Lemóniz, la banda terrorista ETA vio un filón donde hacer causa de sus aspiraciones independentistas y la utilizaron como moneda de cambio, que dejó en el camino hasta su paralización más de 300 atentados y un clima social envenenado y lleno de miedo y de odio.
El padre de la protagonista es un emergente ingeniero nuclear que trabaja en la construcción de la central y Estela nos va a abrir de par en par sus recuerdos en los que la familia y los amigos se ven inmersos en esta sinrazón que trastocará su vida diaria. Por las páginas del libro van a aflorar los recuerdos más tiernos e inocentes de una niña a la que de pronto las preguntas ante cosas que no entiende se le acumulan en su cabeza. Los recuerdos de la escuela, de los juegos inventados por las madres para que estos niños no descubrieran esa amenaza real, de las reuniones clandestinas de los trabajadores y de miradas y gestos que solo entendían los mayores van a poner a través de esta lectura una mirada al conflicto de ETA como nunca se había escrito.
El libro, al principio es un poco monótono, los primeros capítulos nos van a situar en la época y el contexto, pero a través de los ojos de una niña y eso es lo que hace que no tenga demasiada fuerza. Sin embargo a medida que avanzamos en la lectura y el conflicto se agranda, las situaciones familiares se hacen más difíciles de llevar y se nota también en el crecimiento narrativo que Estela imprime a la historia, emotiva, triste en ocasiones y que habla también del valor y la generosidad de esas madres que tuvieron que enfrentarse a dos realidades bien distintas, la de la calle y el día a día y la que se vivía delante de los niños.
Para los que ya tenemos cierta edad supone también un recuerdo de aquella época que vivimos con temor y preocupación y en ese sentido resulta una lectura que aporta también un punto de vista diferente que se agradece.

Enlace: https://sirmactres.blogspot...
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