En el nombre de Roma

¿Me acompañas a la Roma de Julio César?
Un lectura con la que pasé excelentes momentos, la leí hace ya un tiempo y la retomo aquí porque me pareció una buena historia con la que aprender y disfrutar, aunque conozcamos la vida y la muerte de Julio César, esta obra se lee con sumo interés y a pesar de sus más de ochocientas páginas, la lees con ganas e incluso se hace corta.

Y es que volver a la antigua Roma, siempre merece la pena.

Y después de la lectura sobre Roma, pues ¡Vamos a Roma! Y estoy con una novela de romanos, de las que me encantan, una reseña dedicada a quien me la aconsejó. ¡Gracias!

Sus capítulos se abren siempre con la referencia al gobierno de la República, S-P-Q-R Senatus Populusque Romanus y la corona de laurel romana.

En la actualidad es utilizado como un emblema oficial de Roma. Adoro Roma, en mis variadas visitas siempre he disfrutado y también he derramado lágrimas cuando tenía que regresar, como ya he comentado.

Siempre que visito Roma me paseo por el lugar donde César fue asesinado, la Curia del Teatro de Pompeyo, en el Campo de Marte, donde el Senado celebró ocasionalmente su sesión, estando junto a la estatua de Pompeyo, en los idus de marzo.

Qué ganas de volver a mi amada Roma. Valentia, Septembris Y con los ruidos de las mascletás de las fallas que a las 14 horas se están disparando, y el estruendo que no cesa, escribo la reseña.

Aunque yo, he traspasado las fronteras y me encuentro batallando junto a Julio César. de su vida y de sus hazañas, de sus amores y de su política, de sus combates y sus estrategias, de sus iniciativas y de su faceta literaria es de lo que nos vamos a impregnar.

Es muy curioso que habiendo leído tantas novelas históricas sobre Julio César, y conocer tantos aspectos sobre su vida, su política, su muerte, habiendo leído a sus biógrafos, e incluso su obra "Comentarios de la Guerra de las Galias", y mucho más, esta novela te mantenga el interés, ya que se asemeja a la buena música que te gusta y cada vez, la escuchas más.

Pero lo que también es seguro es que más allá de todo lo que leamos, fue , quizá, el más famoso de todos los líderes romanos. ¡Ave Caesar!

Supo bajar del trono al suelo para dar poder al pueblo pero también lo hizo dictatorialmente pasando del suelo al trono.

Cicerón podía interpelar a César y César le permitía esas licencias que favorecerían la puesta en escena de un estadista, inteligente y sagaz, a través de sus respuestas.

Su inteligencia fue notable, expansiva y directa, no necesitaba dirigirse a sus soldados con inflamadas arengas, era capaz con su solo encanto y una retórica inteligente, convencer a todos de sus propuestas.

Las votaciones a las que se sometía en el Senado eran como una representación de la obra más exitosa, de la más aclamada, el senado rendido ante César. César, fingiéndose rendido frente al aplauso de los senadores. Los pocos que se oponían a César quedaban anulados por la potente voz de los que se decidían por él.

También fue un mujeriego impenitente y persistente, un soldado, un general, un emperador del amor.

La traición en Roma, en César, no cuenta la historia como excepción sino que es una breve pincelada, una pequeña cuestión del mundo histórico de César, de la historia del devenir político, en general, y de todos los tiempos.

Julio César no fue solo Cayo Julio César, no fue solo soldado, no fue solo senador, no fue solo general, no fue solo emperador. Julio César también se aupó a un trono mitológico al que la historia ha explicado como un gran personaje, un coloso, un flamante seductor.

Aurelia Cota, la mujer, la madre, inspiración incuestionable del saber y del carácter de su hijo César, una mujer que supo imprimir en él, aspectos y detalles, seducciones y afectos que, posteriormente, cuando ya nace el hombre, van a formar parte de lo que necesitará Julio César para constituirse en líder incuestionable de la época en la que le tocó vivir.

Julio César dicta sus crónicas de guerra que van desde el año 58 a. C. hasta el 52 a. C. sabiendo que son escritos para la posteridad, en ellas deja constancia tanto del guerrero como del general y del emperador, sin que podamos olvidar al reconocido estratega militar.

Julio César fue asesinado en marzo del año 44 a. C, a manos de un grupo de senadores, nombrados por él y en cuya conspiración se incluyen los nombres de su más allegados colaboradores entre los que se encuentra Bruto, al que César quería.

Los libertadores, así se hacían llamar, asestaron las puñaladas que César necesitó para morir.

En Julio César no parece sobrar nada y es que César fue brillante en la política, en la guerra y también en las letras.

Una obra muy bien documentada con aclaraciones finales, un prólogo muy interesante y una lectura amena, entretenida y rigurosa.