Era esa voz y no otra la que había conseguido que mis pensamientos cortocircuitaran.
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Era esa voz y no otra la que había conseguido que mis pensamientos cortocircuitaran.
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—Te gustan las respuestas resabidas para fingir que tienes el control, ¿verdad? —apuntó—. ¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo por primera vez?
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— (...) Planificar todo es hacerte un inmenso spoiler a ti mismo. ¿No crees?
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—Al menos has sonreído. Creía que no sabías hacerlo.
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Lo que me hacía vacilar era, ¿cómo narices niegas la última voluntad de alguien a quien quieres? ¿No es eso… cruel?
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Ese día mi mundo se hizo añicos desparramando los pedazos por toda mi realidad, y mi desgarro se transformó en granadas que destrozaron todo alrededor.
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Al fin y al cabo, somos lo que sentimos.
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Te vuelves insensible para protegerte. Aprendes a vivir en la oscuridad del túnel.
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Creo sinceramente que tenemos un sistema de defensa natural contra el sufrimiento que nos impide sentir el dolor o incluso recordarlo cuando llegamos al límite.
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El dolor es un larguísimo túnel sin luz y sin final, un lugar desértico y oscuro que se cierne sobre ti y te aísla de todo, incluso de ti mismo. La gente dice que hay que avanzar por él, aprender a orientarse para llegar al otro lado. Insisten en que siempre hay un final. La mayor parte de las veces es gente que nunca ha estado en él, personas que se mantienen al otro lado, ese en el que hay esperanza, pero en el que tampoco están a salvo, inconscientes aún de su propia vulnerabilidad.
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Manolito ...