Somos polvo de estrellas

Quizás, si descubría su lado oscuro podría verificar que ser feliz no depende de las cosas que sucedan y que aún había esperanza…

No es agradable sentirte tan transparente cuando te esfuerzas cada día en ocultar lo que sientes.

—Nadie es tan fuerte ni tan frágil como cree, Olivia. A veces no hay motivos o respuestas.

—Tú solo bailas y yo solo tengo un canal de YouTube… ¿Y qué? Estos somos tú y yo y en este instante este pequeño trozo del universo nos pertenece solo a nosotros y, poseerlo, Olivia, nos hace tener un motivo para existir.

—Bueno, si prefieres la teoría, te diré que yo creo que el amor real es bastante diferente al de las películas o los libros. Platón tiene un mito muy bueno para explicar todo el tema de la media naranja, ¿lo conoces? —Negué con la cabeza—. Según él, cuando Zeus creó al ser humano, lo hizo redondo, con cuatro brazos y cuatro piernas de modo que fuera perfecto. Sin embargo, descubrió que eran tan perfectos que planeaban encontrar el modo de trepar hasta el cielo y desafiarle. Así que, para impedirlo, Zeus los partió por la mitad, obligándolos a buscar durante toda la vida la segunda mitad que los completase.

—Pero eso sería como decir que una persona que está o decide estar sola es menos persona o menos feliz, ¿no?

—No puedes interpretar los mitos literalmente. Para mí, en la vida real todos somos perfectos y enteros, pero al enamorarnos decidimos ser mitad de algo que puede ser mejor. Y creo que buscar a esa otra mitad significa encontrar a la persona que te hace ser mejor, que te complementa. No solo alguien que te dice cosas bonitas o te echa un polvo que te cagas. Aunque eso es importante —aseguró—, creo que también lo es mantener el misterio, saber que, por más que sepas de la otra persona, aún te queda mucho por conocer.

—No creo en probabilidades, señorita Green. Creo en las acciones, e intentarlo es un gran avance.

—¿Acaso te verías a ti mismo pintando un Rembrandt? —Esto no es lo mismo, Olivia. Todo el mundo tiene algo que contar.

No entendía de dónde había salido ese chico, pero me hacía sentir incómoda. Para mí, era como un intruso que se empeñaba a entrar en mi vida y en mi recuerdo de Leo como quien intenta enfundarse unos carísimos vaqueros dos tallas más pequeños.

(...) ¿qué narices es el amor? ¿Y qué hace que sea verdadero?

¿Alguna vez te has enamorado? No me refiero a ponerte colorada cuando el chico que te gusta pasa por tu lado. Me refiero a ese otro amor, al verdadero. Al amor del que se habla en las películas, en los libros o en las canciones. Ese por el que cayeron ciudades como Troya, por el que se arriesga todo como en Romeo y Julieta o como el de los abuelos a los que después de toda una vida juntos, aún se les ilumina la mirada al verse el uno al otro. Amores de los que te cambian, de los que dejan huella…