Como médico forense, me he partido el pecho leyendo el capítulo dedicado a las autopsias. Narrada con un estilo preciso, choca la naturalidad con la que describe el proceso y lo surrealista del enfoque. En general, es un libro para evadirse, con giros inesperados y absurdos. El autor debió fumar algo durante su escritura porque rezuma creatividad, humor y sinsentidos. La novela es de complicada clasificación. Es un viaje por la mente de todos sus protagonistas, haciendo especial incapie en la lujuria de algunos y en la desfachatez de otros. Teoricamente versa sobre un asesinato y las posteriores investigaciones para hallar al culpable, aunque todo está salpicado de evocaciones y de historias paralelas ridiculamente graciosas. |