¡Esta serie sigue mejorando! Sergei y Angelina son los protagonistas de este libro del que diré que la primera vez que leí la saga esta era mi pareja preferida junto a Pavel y Asyam pero en esta relectura, el ranking ha cambiado. Sergei es miembro de la Bratva y medio hermano de Roman. Pero ha tenido una vida muy distinta a los demás. A los 14 años fue entrenado para convertirse en una maquina de ejecución para todo aquello que nadie más era capaz de hacer. Debido a las misiones que realizó, sufre de trastorno de estrés postraumático. Sergei mata sin remordimientos y, por lo tanto, para las personas que realmente no lo saben, puede parecer desquiciado, e incluso para los que le conocen. Angelina es la hija del exlíder del cartel mexicano y que, por cosas de la vida, acaba prometida al nuevo líder. Angelina no quiere que ese matrimonio sea su nueva vida, asique huye. Y como podéis imaginar, aquí es donde sus caminos se cruzan. Sergei descubre a Angelina apenas con vida e instantáneamente se vuelve protector con ella, llevándola de regreso a su casa y cuidándola hasta que recupere la salud. Como sucede con todos los libros de esta saga, en el anterior ya leímos el momento del primer encuentro, pero verlo desde los ojos de Sergei lo hace mucho peor. Sergei es simplemente un tipo normal que reacciona ante las situaciones de manera diferente a los demás debido a su entrenamiento anterior y Angelina lo acepta. Lo ama por lo que es y le hace sentir que no es el loco que todos ven en él. El desarrollo de su relación, aunque un poco rápido, fue hermoso. Me encantó especialmente cómo Angelina ayudaba a Sergei en sus episodios en lugar de sentarse y no hacer nada. Angelina no lo ve como un loco, lo ve como él mismo. Pero sin duda alguna me encanta la relación y las bromas de Sergei y Felix. Conocemos más de de la relación de Sergei y Roman, y también tiene su gracia. ¡Y Mimí! Yo quiero una así... En general, ¡disfruté este libro! + Leer más |