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Un perro. Una mascota que se cuela en nuestras vidas, que comienza siendo un peludo que da vueltas y nos desconoce, una criatura con reacciones extrañas y con el que a veces no terminamos de entendernos. Un animal que acaba por ser un miembro más de la familia. Y no tiene por qué ser un perro, ni un gato, ni una chinchilla... Cualquier persona que haya tenido un animal en su vida, que lo haya sentido como uno más dentro de una casa llena de personas, sentirá esta historia en su plenitud. Pero no solo ellos, porque este libro no habla solo de un animal, también de sus dueños y del resto de su familia humana. Este libro recoge a los que rodean a Fer, el protagonista, y les convierte en protagonistas propios porque esta "trilogía" se llama Amalia y Amalia es la madre, pero a veces también parece la hija que se frustra porque el mundo es muy cruel y otras veces es la abuela que se ha ido y que lleva enseñanzas a la espalda y otras veces es la hermana que da la mano como apoyo. Pero también están Silvia y Emma, que son hermanas, pero también todo lo anterior. Este libro, pero me atrevería a decir que esta trilogía en su conjunto, es dulzura, intimísimo, crueldad, sinsentido, recuerdos, presente, amor, discusiones. Este libro es una tarde en una cafetería y también la vida en su conjunto, tragada en base a situaciones que llevan a recuerdos que llevan a emociones. Leer este libro es saber que vas a zambullirte de cabeza en retazos inconexos y llenos de significado, es saber que vas a perder y encontrar el hilo a partes iguales, es envolverte en el cariño que reluce de la seriedad por el que ha sufrido, es querer a esta peculiar familia con el amor de una madre y la lealtad de un perro. |
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