“Protesto” de Clarín hace referencia al ídem de la letra de cambio mercantil. Don Fermín Zaldúa, el típico y tópico prestamista usurero, cuando empieza a peinar canas se empieza a preocupar por el “otro negocio” (la salvación de su alma). Empieza a gastar en obras pías y a rodearse de curas, pero tras un sueño vuelve a su ser natural avariento. En el sueño, sus méritos se reflejan en una letra de cambio a la vista cuyo pago rechaza San Pedro: “Pero fue el caso que el Apóstol, arrugado el entrecejo, leyó y releyó el documento, le dio mil vueltas, y por fin, sin mirar al portador, dijo malhumorado: ¡Ni pago ni acepto!”. Es curioso que aquí Clarín diferencia entre contrición y atrición. Nos dice que Don Fermín Zaldúa “se aplicó de buena fe a las prácticas religiosas, y si, modestamente, al sentir el dolor de sus pecados, se contentó con el de atrición, fue porque comprendió con su gran golpe de vista …que a don Fermín Zaldúa no había que pedirle la contrición, porque no la entendía”. Según la RAE la atrición es en el catolicismo, arrepentimiento de los pecados por temor al castigo divino y la contrición es dolor de haber ofendido a Dios, por el amor que se le tiene. Estos términos a día de hoy requieren una nota a pie de página. + Leer más |
La gran novela de Leopoldo Alas, Clarín, cobra vida en el Teatro Pavón de Madrid gracias a la lectura dramatizada del actor Emilio Gutiérrez Caba y la crítica lingüística y literaria de la académica de la RAE Carme Riera.
Unidad de Audiovisuales del Centro de Documentación de las Artes Escénicas y de la Música (CDAEM -INAEM)