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Crítica de Celia_0504


Celia_0504
03 September 2023
Y por fin puedo decir que he terminado un eterno pendiente al que tenía mucho respeto y un poco de miedo, por su envergadura y su fama de pesado y denso. Un libro que durante casi un mes me ha dado de todo. Con él hr sufrido, me he desesperado, me he maravillado, e incluso me he reído en algún momento. Estoy muy contenta de haberme dado la oportunidad de leer este clásico de las letras españolas, tan conocido como temido. Y sobre todo, estoy contenta de haberlo leído poco a poco, sin presiones, compaginándolo con otras lecturas. Creo que el no haber leído este libro de un tirón ha hecho que no haya sido una lectura que me haya agobiado y, sobre todo, me ha ayudado a captar todos los matices y detalles de la historía, sus personajes y la magistral forma de escribir de su autor, Leopoldo Alas Clarín . Gracias a esto he podido disfrutar tanto “La Regenta”.

En la muy noble y leal ciudad de Vetusta, corte en lejano siglo, vive la bella Ana Ozores, conocida como La Regenta por el puesto judicial que una vez ocupó su marido, con quien mantiene una relación más filial que marital. El matrimonio y las convenciones sociales imperantes en Vetusta agobian y oprimen a Ana, una mujer apasionada y excesivamente sensible. Todo este caudal de sentimientos y su endémico aburrimiento se canalizan, o bien en una exacerbada pasión religiosa, guiada por el magistral Fermín de Pas, o por el abrumador deseo que le inspira Alvaro de Mesía, el Don Juan de Vetusta. Un microcosmos marcado por la hipocresía, la decadencia, el pacatismo, la ignorancia y la religiosidad será el escenario en el que estos dos hombres se disputarán el corazón, el alma e incluso el cuerpo de Ana.

Publicada en dos tomos entre 1884 y 1885, “La Regenta” es considerada la gran novela española del siglo XIX y uno de los grandes exponentes del movimiento literario del realismo en nuestro país, siendo una de las obras más importantes de la literatura española (Algunos críticos la colocan en el podio, justo por detrás, como no, del celebre “Don Quijote de la Mancha”). Por los temas que trataba y su descarnada y audaz critica a los estamentos políticos y religiosos y a la sociedad española del momento, “La Regenta” fue objeto de polémica desde su primera aparición, siendo duramente censurada durante los años posteriores a su aparición, e incluso vetada en algunos círculos. En Oviedo, la ciudad donde Clarín vivió durante la mayor parte de su vida adulta y que es el escenario de la obra bajo el nombre de Vetusta, el libro sentó como un autentico jarro de agua fría. Esta censura se mantuvo hasta los tiempos del franquismo, cuando se prohibió la publicación de la novela hasta 1962 , gracias a sus innegables características artísticas. Toda esta biografía editorial junto a la fama a la que aludíamos antes de ser una obra difícil de leer han hecho que haya sido un libro que durante mucho tiempo no haya tenido el reconocimiento que se merece por parte de los lectores, siendo un mero nombre a estudiar en los temarios de la asignatura de Lengua y Literatura Castellana. Poco a poco el tiempo ha puesto las cosas en su lugar, y cada vez más son los lectores que se animan a darle una oportunidad a esta crónica provinciana en la que se dan la mano la religiosidad, la pasión, la maldad y la hipocresía.

Articulada en 30 capítulos, la primera mitad de “La Regenta” nos sirven como introducción al mundo de Vetusta y a los personajes principales y secundarios. Será en los 15 últimos en los que se desarrollará la trama novelesca propiamente dicha, el triángulo entre Ana-De Pas-Mesía. Es cierto que en esta última parte la obra se vuelve más rápida y activa. El que en los primeros capítulos se incida tanto en las biografías y caracteres de los personajes y tan poco en la acción argumental puede resultar pesado y farragoso para muchos. Pero para mi el retrato realista de Vetusta, tan claro, detallista y profundo, me ha parecido maravilloso, una forma absolutamente inversiva de meterte en el ambiente del libro. Me costó dos capítulos poder desenvolverme apropiadamente en la historia, pero una vez aterrice con el tercer capítulo todo empezó a cobrar forma y a tener sentido, y pude empezar a disfrutar de esta novela. Por otro lado, siento que en esos quince capítulos finales se centran,en un momento determinado, demasiado en la religiosidad de Ana. Clarín es un autor narrativamente inteligente, y muy pausado. Su prosa es elegante y pulcra, extremadamente incisiva y plagada de un simbolismo que trasciende a sus personajes. Juega mucho con los contrasentidos y las oposiciones, presentando situaciones y personajes que parece que se contraponen entre sí pero que beben unos de otros. Este método aporta mucho volumen y recovecos a la obra. El zamorano puede ser cínico, acido y tierno según lo que narre. Se toma su tiempo para hablar de los personajes y se centra mucho en las cuestiones que le interesan. Pero su habilidad reside en que todo esto tiene su sentido, ninguno de los datos y personajes sobra para el ambicioso conjunto literario que nos propone. Pero a mi las inquietudes religiosas y místicas de Ana Ozores se me acabaron haciendo un poco repetitivas. Sé que son importantes para el personaje y para la relación con el magistral, pero creo que haber acortado esta parte hubiera aportado un poco del dinamismo que a veces he echado en falta en esta lectura. El famoso adulterio, por el que la obra es conocida, tarda mucho en darse tras un montón de rodeos, y la acción puramente argumental se finiquita en los dos últimos capítulos de forma bastante detallada, si, pero que resulta un tanto arrítmica después de la tranquilidad argumental con la Clarín se movía en las páginas anteriores. Esos son los únicos puntos negativos que puedo poner a este magnifico libro. Y tampoco creo que sean especialmente negativos. Vivimos en unos tiempos actuales en que nos hemos acostumbrado a que en todas las facetas de nuestra vida y de la cultura prime lo instantáneo y lo rápido. Por eso, a veces resulta pesado cuando nos encontramos ante un libro más lento y tan centrado en el alma y la personalidad de los personajes como el de Clarín. Pero eso no quiere decir que sea mala o difícil de leer ni mucho menos. El kit de la cuestión es dejar que la prosa de Clarín y su historia nos atrape, tomar el tren y dejarse guiar por él.

Ciertamente “La Regenta “merece su fama de libro complejo, y es algo muy a tener en cuenta antes de empezarlo. Es un libro exigente, denso, lento y muy psicológico. de hecho no había momentos que no cogiera el libro y ni me viera en la necesidad de volver páginas atrás para enterarme mejor de que había pasado anteriormente para recordar quién era tal o cual personaje. Clarín hace un estudio detallado de casi 150 personajes y de la sociedad de una capital de provincias con la precisión de una autopsia. La crítica a la España del siglo XIX ,a un mundo hipócrita y fariseo es contundente y acida, ningún estamento social queda sin tocar. Los curas no son un modelo a seguir, ni mucho menos, son tas humanos y vulgares como cualquier laico; los nobles solo lo son por su linaje; el matrimonio no es una institución a respetar; las convenciones se cambian según lo que convenga; la religiosidad tiene un tufo rancio; la pasión y la diversión es lo único que importa, siempre y cuando se mantengan las formas; la educación no es tan importante como el hacerse respetar; el deseo más vulgar se camufla como amor verdadero sin ningún escrúpulo. “La Regenta” es un mundo marcado por la religiosidad vulgar y no sentida, las apariencias, el machismo, la decadencia intelectual y la estupidez más abyecta.

Vetusta es en si misma un pequeño mundo poblado por toda una galería de personajes finamente retratados, que muestran todos los matices que se podía encontrar en la alta sociedad española del siglo XIX. Todos ellos tienen un motivo por el cual aparecen dentro de la obra y conforman un fresco, detallado y vivido que se mueve y que está caracterizado con toda gana de colores, que no solo caracteriza a la sociedad española, también nos habla del ser humano. “La Regenta” no es uno un simple estudio provincial, también es un estudio sobre el ser humano, sobre las altas y bajas pasiones, sobre la familia, la amistad y el amor, sobre cómo las convenciones sociales y la hipocresía condicionan a todos sus participantes. Vetusta es un microcosmos, un mundo provincial rico en caracteres, cerrado y cruel que representa un todo. Clarín usa el alejamiento para poder hablar del contexto social de la España del siglo XIX pero no de su historia, es por eso que la ciudad de Vetusta no se llama Oviedo, porque a Clarín le interesa más componer una obra que desmenuce la sociedad española provincial que una crónica histórica. de ahí que haya referencias históricas, pero que al autor le interese más hablar del sentir español y de como a repercutido en él esos sucesos. No hay que olvidar que la obra se escribió durante el periodo de la regencia, como una época políticamente estable, pero en la que ocurrieron varios sucesos que afectaron a la psique española, como la perdida de los últimos territorios americanos. España ya no era ese país que creía ser, importante y poderoso, y Clarín osa reírse de aquellos que aún tenían esa idea en la cabeza. Eso es “La Regenta”, una sátira social que denuncia sin pudor la hipocresía de la política, la religión y la moralidad social española, y para criticar la excesiva influencia de la Iglesia católico y el analfabetismo cultural de las clases altas españolas.

Clarín bebe en este trabajo de la corriente naturalista, de ahí que en esta novela las circunstancias sociales, biográficas e incluso genéticas, marcan las vidas de los personajes y nuestra forma de ser y de actuar. Todo ese va bagaje hace las veces del destino del que hablaban los autores de la dramaturgia clásica griega, son el ente del cual uno no puede escapar, que lo condiciona todo. Entre tantos personajes, la figura de Ana Ozores se alza dramáticamente por encima, como centro neurológico de todas las subrtramas que dan movimiento y vida a la obra. Hija de un militar de ideas estrambóticas y liberales y de una costurera italiana que murió al darla a luz, Ana ha tenido desde su infancia una vida marcada por el aburrimiento, por unas convenciones sociales que se han ocupado de acallar su espíritu. Un suceso de su infancia la marcó al demostrarle, como la opinión de los demás podía llegar a subyugarla. Y a medida que fue creciendo tuvo que ver como todas sus fantasías, inspiración e inteligencia eran aplastadas en una ciudad de provincias, formada por una corte de personajes que ni lo entendían, ni podían llegar a sus alturas morales e intelectuales. Para muestra un botón: al personaje se le conoce como La Regenta, como una muestra de la despersonalización que esta mujer sufrirá por parte de sus vecinos de Vetusta y la alineación de la mujer hacia su esposo para a la sociedad de la época. Ana es hija de las circunstancias. de no saber conformarse con lo que tiene, de una infancia triste; de su extrema sensibilidad; de la falta de una meta en la vida y de una educación que pudiera encauzar su espíritu imaginativo; de la idealización constante que hace de facetas externas de su día a día, ya sea Dios o el amor. Es una mujer que no es perfecta para nada. Es un quiero y no puedo constante, quiere amor y a la vez mantener su honra, quiere divertirse y a la vez desprecia a sus vecinos y amigos, quiere ser libre y a la vez cumplir con lo que se espera de ella. Es tan egoísta como bondadosa, tan moderna como convencional, tan cursi y obsesiva como independiente y revolucionaria. Ana Ozores es a la vez víctima y verdugo de su propia historia. Es un personaje que te podrá caer bien o mal, pero llega un momento en el que no puedes evitar compadecerla, tal es la forma en que Clarín la da vida. Con sus luces y sombras, sin duda es uno de los grandes personajes femeninos de la historia de la literatura española , gracias al retrato psicológico que el autor hace de su protagonista, impecable, mostrando todos las matices del personaje sin obviar nada. Un personaje incomprendido por quienes la rodean, y quien acabará pagando las culpas propias y las de los demás. Toda ello es un contrasentido que está constantemente en la cuerda floja. Con ella, Clarín nos muestra la imagen que se tenía de la mujer en su época. Y a la vez hace por medio de Ana una audaz crítica hacia la situación social de la mujer, hacia lo que se esperaba de ella respecto a su papel como esposa, y como sus pecados y errores eran juzgados de una forma más implacable que si los hubiera cometido un hombre.

Aunque la obra se tratan muchos temas, y de muy diversa índole, el adulterio de Ana es la espina dorsal de todo. Es a partir de este en donde se trabajan todos los demás. Se ha hablado muchas veces del parecido de “La Regenta” con otras dos grandes obras protagonizadas por damas adúlteras, “Ana Karenina” de Lev Tolstoi y, especialmente, “Madame Bovary” de Gustave Flaubert. He leído estas dos obras, pero fue hace muchísimos años y no las recuerdo bien (las tengo muy pendientes de releer). Pero creo que la diferencia de la obra española respecto a las historias rusas y francesas se debe a que el personaje principal se encuentra constantemente dividido entre dos figuras masculinas (aunque quizás podríamos añadir que también se encuentra dividida por el deber y la fidelidad que le debe a su esposo). Los retratos psicológicos de Fermín de Pas y Alvaro de Mesía no son menos escrupulosos que los de Ana. Son la trilogía que mueve todos los hilos narrativos de la novela de una forma u otra. Mesía y de Pas representan a las dos Ana, la mujer espiritual y la mujer terrena, y ambos se disputaran a esta mujer en una contienda espiritual y terrenal,siendo las dos caras de una misma moneda. Son las personificaciones de la lucha entre el poder laico frente al todopoderoso poder clerical que se daba en la sociedad de la Restauración, y personificaciones de una sociedad hipócrita que oprime a mujeres como La Regenta. Ambos hombres representan esos mecanismos o presiones, siendo la infidelidad el encauzamiento de esto. Si bien el personaje de Mesía está nítidamente retratado (un don Juan que adora el deporte de conquistar corazones y meterse en las alcobas de mujeres, que gusta ser admirado, y que en realidad es un cobarde), de Pas es quizás el otro gran personaje de la obra junto a Ana. Un hombre absolutamente condicionado por su ambición y por una madre aún más ambiciosa que ha guiado su sino, un sacerdote que no deja de ser profundamente humano y que maldice su destino como cura, que desarrolla una relación tóxica y compleja con la protagonista, marcada por el alineamiento moral que en varios momentos consigue que la joven sienta hacia él. Algunas de esas escenas resultan profundamente perturbadoras, por la forma en que uno siente los mecanismos de de Pas para hacerse con el alma de Ana y controlarla, y el sentimiento de posesividad que acaba generando hacia su persona.

Para terminar, si os animáis a leer esta maravilla de las letras españolas, os recomendaría usar una buena edición, plagada de notas a pie de página, textos explicativos, y si es posible un listado con los personajes. La de Cátedra es muy buena opción. Yo he leído “La Regenta” con una edición de Alianza muy bonita en lo estético y que cumple, pero me ha faltado todo esto para poder profundizar más en esta novela y en todo lo que cuenta.

En definitiva, “La Regenta” es una novela llena de recovecos, personajes inolvidables y critica. Es mucho más que un libro sobre el adulterio, es un estudio de la vida de provincias, una novela de amor sin amor y un retrato periodístico sobre la situación cultural, moral y social de la España del siglo XIX. Por su lentitud y su fijación en la psicología de los personajes, reconozco que quizás esta no sea una obra para todos. Pero también creo que si le das una oportunidad no te dejará indiferente. Es increíble y crudo ver la destrucción social y moral de la protagonista, la forma en que el autor nos muestra este periplo con todo lujo de detalles, la alineación total de una ciudad para condenarla cuando muchos de sus componentes no pueden decir que son mejor que ella.
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