Tener la carne

El buzón del teléfono de un anónimo juez se llena a lo largo de un tórrido verano de mensajes de voz de una misteriosa chica que responde a la inicial de C. Que le relatará con todo lujo de detalles como ella y su madre han matado a su novio y ahora se dedican a pasear el cadáver en silla de ruedas por la costa de Almería.

Brutal, Almodóvariense, extravagante , bestial, diferente, primitiva, rara de cojones… Son muchos los adjetivos que se han usado y pueden usarse para definir una novela corta tan inclasificable como “Tener la Carne”. El debut novelístico de la joven dramaturga Carla Nyman rompe de raíz con todas las convenciones por su extravagante historia y la voz de su misteriosa y anónima narradora deslenguada y enloquecida. El ritmo de la obra es frenético , y la forma en que la protagonista habla de su periplo criminal y vital es de una franqueza laberíntica que descoloca y que te deja en cada hoja que pasas más impresionado por lo diferente que es. Y es que para entrar en esta lectura hay que ser un poco como Dante, a las puertas del infierno y hacer suyo aquello de “Dejad, los que aquí entráis, toda esperanza”, y obligarse a ir con la mente abierta y dejar de lado todo lo que puedas haber pensado antes de esta lectura. Porque este libro te descoloca totalmente y de una forma vertiginosa, y depende de que el lector se adapte o no a esta propuesta que pueda gustarle en mayor o menor medida. Por esto sinceramente no creo que sea una lectura para todo el mundo. Prácticamente lo que menos importa es su rocambolesco y jugoso argumento; lo esencial es como se expresa su narradora y todas las cosas que subyacen al fondo del asesinato de su novio Bruno, la forma en que con una prosa atroz, punzante, directa, y escatológica se desnuda lentamente ante el juez y de paso ante el lector, demostrando todos los recovecos de su alma y todos los traumas que su pasado y la tóxica relación de dependencia con su madre han generado en su cordura. A la vez que la carne de novio se descompone envuelto en el calor almeriense, nuestra protagonista va descarnando su psicología y todos sus traumas, sin pudor, casi como sintiéndose libres al liberarse de todas esas capas de ropa, carne músculo, y hueso que la oprime, de cualquier tipo de barrera hasta demostrarse, tal y como es sin ningún tipo de aditivo o de máscara.

Carla Nyman juega con el lector de una forma que no tiene nada de juguetona y si de muy macabra y macarra, y le lleva un punto sin retorno que puede parecerse a estar en la cima de un acantilado, donde solo te queda saltar para salir del lugar. Hay momentos muy duros y extremos contados con una livinidad desgarradora, que te dejan cuando los lees con resaca emocional y sin saber muy bien que esperar en esta novela que descoloca en todas y cada uno de sus páginas . Y a la vez la novela es incluso divertida, la carcajada está siempre ahí, atascada en tu garganta y amenazando con salir traidora cuando menos te lo esperas. Gracias a los momentos absurdos que el para de asesinas protagonizan con su cadaver y a muchos de los comentarios certeros y llenos de sentido que nuestra protagonista entrelaza en su enajenado monólogo. Demostrándolo fin, que puede ser la línea entre la perfecta sabiduría y la más angustiosa de las locuras, como el cuerdo a veces es el más loco. Un diálogo unidireccional en el que se trabajan de una manera tan magistral que es casi táctil y con la lucidez de una puñalada lo que es el mundo de la feminidad, la relaciones de pareja, el engaño, la toxicidad, las relaciones entre mujeres, el deseo de posesión y los celos. Y en el que la escatología, el canibalismo, la necrofilia y descripciones varias que rozan lo repulsivo no están ahí de gratis, ayudan a meternos más en ese mundo, tan primitivamente lírico, tan atrozmente poderoso, que te golpea con la fuerza de un puñetazo. Personalmente esto último lo he llevado un poco más porque no me va nada lo escatológico, pero reconozco que ayuda a crear la atmósfera brutal, incluso fea que busca la autora, y en la que logra meter de cabeza al lector. de todas maneras, considero que es importante que si os animáis a leer esta obra lo tengáis en cuenta.

Como ya os dije antes, uno de los puntos fuertes de este libro es que tiene la medida justa para no resultar pesado. Así que por eso mejor pecar de breve que de extenso. Solo os puedo decir que si buscáis una novela que os remueve sin ningún tipo de pudor ni cortapisas, que os haga sentir desde la más absoluta hilaridad hasta la más completa repulsión, una prosa que no te va a dejar indiferente, y no te da miedo lo original y diferente “Tener la Carne” es una lectura que debes tener en cuenta por lo menos. Como ya os he dicho antes, no creo que sea ni para todo el público ni para todos los momentos de la vida. Pero desde luego indiferente no va a dejar a nadie, y creo que eso es un punto muy a favor a tener en cuenta. Quizás, a veces para mí haya pecado de demasiado de extravagante en ciertos momentos, pero aún así me ha parecido brillante mente escrita y envuelta en un humor negro negrísimo que tiene mucho drama , y que es tan burdamente actual, que resulta de un barroco exagerado.

Este año estoy intentando salir un poco de mi zona de confort en cuanto a lecturas y leer más novela contemporánea, que es algo de lo que siempre he cojeado. Pues bien, con este libro no es que solo haya salido de mi zona de confort, es que literalmente el susodicho me ha echado a patadas en el culo de ahí y ha revolucionado el patio que no veas .Y si, por una vez, la publicidad no engaña: con este argumento Almodóvar te hace una de sus películas tan ricamente.

Nota: 4.5 sobre 5

Premisa:
C. se ha convertido en una asesina. Ha liquidado a su novio con la inestimable ayuda de su madre. Y esto no se queda ahí, sino que pasean al cadáver en silla de ruedas por toda la costa de Almería. Ante toda esta situación, la autora del desaguisado decide confesarse y explicar las razones que le han llevado a comportarse así. El juez tendrá una declaración de lo más completa en el buzón de su teléfono.

Opinión:
No hay palabras suficientes que hagan justicia a la narrativa de esta novela. ¿Que no es para todo el mundo? Lo afirmo, es que es rara, apabullante, rompedora, bizarra, transgresora, irreverente. Digamos que lo tiene todo para escandalizar a los que tienen la piel fina. Y el que me conoce bien sabe que, para mi, esto es como un cuenco de palomitas de lo más apetecible.

El argumento es totalmente surrealista. La autora plasma situaciones en sus páginas que serían totalmente ilógicas y las lleva al límite de lo creíble. Aunque también os digo que la realidad supera muchas veces a la ficción. Pero es que, además de dar la vuelta a todo lo que te esperas y dejarte con la boca abierta, no puedes poner un solo pero ni quitar una sola coma a toda la narración. Está exquisitamente escrita. ¿Dentro de su estilo? Sí, por supuesto, pero de forma maravillosa.

Y si además añades que todo el escrito hace un guiño a la salud mental, a las relaciones tóxicas y a los convencionalismos de la sociedad en los que todos hemos sido educados, yo ya me quedo totalmente enamorada de su ingenio y su valentía. Nyman nos introduce dentro de una mente enferma, víctima de la manipulación materna que tiene que sobrevivir con los resquicios de su educación y unos sentimientos y pensamientos instrusivos de lo más extremo. Y claro, cada uno sobrevive como buenamente puede.

Yo os animo muy encarecidamente a que entréis en esta novela con la mente abierta, sin esperar nada, dejando que os lleve de viaje y dejando a un lado vuestras preconcepciones y vuestros propios límites. Creo que la lectura es un buen vehículo para conseguir salir de nuestra zona de confort y fusionarnos con cerebros y mentes muy diferentes a la nuestra. Desde luego, para mí ha sido un absoluto descubrimiento. Seguiré cada palabra que esta mujer publique.

"Paso demasiadas horas con ella. Es ya casi una prolongación de mí. O yo una prolongación suya (...). La única prueba de que mi cuerpo sigue vivo es que engorda y crece con el cuerpo pegado de mami. Mi única patología es mi madre".

'Tener la carne'
Carla Nyman
2023
Reservoir books
148 páginas

C. y su madre han asesinado a Bruno, novio de la primera, por una supuesta infidelidad. Mientras pasean su cadáver en silla de ruedas por la playas y chiringuitos de Garrucha, en Almería, C. siente la necesidad de llamar por teléfono a quien ella supone que va a ser el juez instructor del caso para confesar el crimen. Dado que su señoría no atiende la llamada, C. decide ir dejando su confesión por capítulos en el buzón de voz del móvil del juez.

Más que de la trama delirante, surrealista y adictiva de 'Tener la carne', que me ha llevado a reír a carcajadas en muchos momentos, me gustaría hablar de la técnica narrativa de Carla Nyman, absolutamente sorprendente y alejada de todo lo que he leido con anterioridad.

El hecho de que la novela esté formada por los mensajes de voz que C. deja al juez en su contestador permite a Nyman trasladar esa oralidad a la voz narrativa. Cada texto, cada capítulo, es un huracán de pensamientos, de emociones, de sentimientos que arrolla al lector. Una de las primeras impresiones que tuve al comenzar a leer la novela es que sentía que estaba delante de un texto que podía ser teatralizado. Porque los mensajes de voz de C. no dejan de ser monólogos teatrales, en los que se abre en canal, dialoga con sus monstruos internos y con el mostruo en el que se ha convertido, y permiten al lector indagar en su psique. Que Nyman sea, además, dramaturga, creo que queda patente en esa capacidad que demuestra de construir esta estructura narrativa de forma magistral.

Esta oralidad del texto tan bien construida ayuda a crear una narradora protagonista genuina, auténtica y creíble. Además, da vía libre a Nyman para hacer lo que le da la gana con los registros, con el lenguaje, con la puntuación. Lo pone todo al servicio de la verborrea incontenible de C., y también al servicio de su estilo narrativo, crudo, directo y descarnado.

En cuanto al trasfondo de la novela, bajo una trama aparentemente divertida y cargada de humor negro, Nyman aprovecha para indagar en torno a los celos, el amor, el deseo y, especialmente, el duelo. Esa carga emocional que queda cuando una relación se rompe, y que en el caso de C. se presenta como una carga también física, el propio cuerpo de Bruno, de la que le es dificil deshacerse. Me ha parecido una metáfora brillante.

Uno de los motores de la novela es la relación de C. con su madre. Una relación toxica, dependiente, en la que parece siempre que la una se funde con la otra, como si fueran el mismo ente, o que la una sea una extensión de la otra. En la que los miedos, frustraciones y delirios parece que fluyan de forma bidireccional. Bajo una historia de aparente superficialidad, Nyman ha creado a dos mujeres marcadas y derrotadas por la vida, que arrastran las mismas culpas y los mismos duelos. En uno de mis momentos favoritos de la novela, mientras arrastran en silla de ruedas la carne de Bruno, reflexionan sobre los hombres que una y otra arrastran también de forma metafórica. "No se puede arrastrar tanta carne, llevarla a cuestas, tanto todo el rato, esa es la pérdida, así nos fue dado estar, mami, en este lado de la derrota".

En definitiva, por lo original e innovador de la estructura, por las risas durante la lectura, que son muchas, por lo delirante de la trama, por las dos protagonistas y por el poso y las reflexiones que deja la historia os recomiendo sin duda esta novela. Estáis tardando en leerla

Novela curiosa en fondo y forma a la que me he enfrentado. El fondo: C ha matado a su novio con la ayuda de su madre y lo llevan a la costa de Almería a pasear y a seguir con sus vacaciones como si no hubiera sucedido nada. La forma: C, consciente de lo que ha hecho llama al juez instructor de su caso (cuando se descubra) y le va escribiendo o llamando por teléfono para darle un interrogatorio previo a su detención.
El lenguaje utilizado es vulgar, pero escrito desde todo el conocimiento del léxico y habiendo querido hacerlo así a propósito; incluye descripciones que, a veces, rozan lo asqueroso pero no me ha echado para atrás en ningún momento, es más, quería saber más, conocer las razones de por qué esta chica ha matado a su novio y segundo, por qué le escribe al juez.
Paulatinamente vamos conociendo el carácter de la madre, controladora en exceso y barajamos un montón de posibilidades acerca del motivo del asesinato. Todo parece indicar que el novio le ha puesto los cuernos con otra mujer.
Se indaga en la mente de la protagonista, que a su vez nos cuenta sus propios problemas de autoestima (se conforma con un novio infiel), de manipulación (siempre hace lo que dice su madre) y a mí me ha parecido que se oculta un pasado de violencia sexual hacia la chica, pero no queda claro, y también, si la mujer tiene algún trastorno de personalidad o enfermedad mental. Todo se deja a gusto del consumidor.
Es muy directa ya que sabemos en todo momento cómo evoluciona el novio al calor de las playas de Garrucha (por otro lado, preciosas) y los trucos que hacen para que no se les descomponga antes de tiempo. EL hecho de escribir al juez (qué paciencia si es que de verdad se tiene que enfrentar a este caso) y luego de llegar a llamarle por teléfono nos hace meternos de lleno en el papel de la asesina e intentar "comprenderla".
No es un libro para todo el mundo, por el tema, por el lenguaje y por la forma, pero si queréis leer algo diferente a lo demás, que bucee en la mente de una mujer con problemas de la vida real, y con una capacidad ilimitada para salir airosa de cualquier situación, esta es vuestra novela.

Carla Nyman debuta en novela con «Tener la carne», con una historia de lo más delirante.

C. y su madre matan al novio de la primera en Garrucha, y, como no saben qué hacer con el cuerpo, se dedican a hacer vida con él, en los chiringuitos, la playa o el cine.

Premisa absolutamente fascinante, que anticipa lo que nos vamos a encontrar, en una novela en la que se ahonda en una relación que hace reír y perturba a partes iguales.

Pero la historia va más allá de lo superficial. En cuanto se escarba un poco se puede encontrar un trasfondo profundo y que pone el acento en aspectos más serios como la pérdida, la sensación de pertenencia, la individualidad.

Llevado con un magnífico sentido del humor, podemos reconocer en C. y su madre una relación de lo más tóxica, hasta lo delirante y lo psicótico.
Se entremezcla aquí la realidad y el delirio de forma ambigua, con interpretaciones múltiples que deja absoluta libertad al lector para decidir qué es real y qué no. Es brillante como se trabaja esa dualidad en el texto a través de C.

Pero con todo, para mí lo que realmente brilla con luz propia es esa “anarquía literaria” de Carla Nyman, esa forma de contar la historia de tú a tú, que acerca la narración de C. al lector.
Domina de esta forma una puesta en escena, en la que están solo el lector, C. y su percepción, y la madre, que está siempre presente. Porque madre e hija se funden, y no se sabe con certeza en dónde acaba una y empieza la otra. Ambas comparten el duelo por la pérdida y el sentimiento de abandono, que les une aún más en un único ser, despojado de individualidad y condenado a dar los mismos pasos y a compartir el luto por una misma vida y los deseos por otra distinta.

Tremendamente ingeniosa, con una narrativa muy original y con mensajes potentes y que nos hacen reflexionar, se convierte en una de mis mejores lecturas del año, y aún así, siento que no le he hecho justicia con esta reseña.