Sapukái

A finales del siglo XIX una compañía británica llamada La Forestal se instaló en las provincias del norte de Argentina para explotar los extensos bosques de quebracho, un género de árboles de los que se extraía el codiciado tanino. La compañía fundó pueblos, vías férreas y fábricas. Sin embargo, bajo la máscara del progreso se ocultaba el deformado rostro de la colonización y la esclavitud.

𝘎𝘶𝘪𝘭𝘭𝘦𝘳𝘮𝘰 𝘙𝘰𝘻 se inspiró en la vida de su bisabuelo para construir la historia de Sapukái, un crío con apenas calzado que se vio obligado a trabajar hasta que renació bajo la forma de un líder. Es un testimonio trágico con el que ha logrado darle voz a todos aquellos que sufrieron las consecuencias de la masacre de la Forestal de 1921, una auténtica matanza de huelguistas en su lucha por obtener derechos. Además de poner el foco en la tragedia que sufrieron aquellos hombres y mujeres, el autor enaltece la valentía y la fuerza de todos ellos por sobrevivir.

Sapukái se suma a la lista de libros que han provocado que me muerda el labio por la rabia y la indignación. Algunas escenas me han dejado en blanco, sin saber de qué manera reaccionar ante las injusticias o la crueldad que sufrieron aquellas personas.

Es cierto que tardé en acostumbrarme al uso tan peculiar de los diálogos que tiene el autor y a su forma de narrar la historia desde dos perspectivas distintas (la del colonizador y la del oprimido), pero pronto me dejé llevar por los sucesos, la conmoción y los secretos.

Bajo la superficie de esta historia también se esconde un mensaje ecologista. Gran parte del patrimonio natural argentino fue sometido a la desertificación y a la catástrofe. Las selvas y bosques de quebracho fueron talados para convertirse en postes de luz, entre otras cosas.

Sapukái no solo es la historia de los levantamientos sindicales de la forestal, es una historia de amor y desamor, de despecho y codicia, un grito de supervivencia y superación.