Regreso a Quebec

𝑳𝒂𝒔 𝒑𝒂𝒓𝒆𝒅𝒆𝒔 𝒅𝒆 𝒎𝒊 𝒄𝒂𝒔𝒂 𝒆𝒔𝒕á𝒏 𝒉𝒆𝒄𝒉𝒂𝒔 𝒅𝒆 𝒍𝒊𝒃𝒓𝒐𝒔, 𝒑𝒐𝒓 𝒍𝒐𝒔 𝒎𝒖𝒄𝒉𝒐𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒄𝒐𝒏𝒕𝒊𝒆𝒏𝒆𝒏. 𝑪𝒖𝒂𝒍𝒒𝒖𝒊𝒆𝒓𝒂 𝒒𝒖𝒆 𝒗𝒆𝒏𝒈𝒂 𝒂 𝒎𝒊 𝒄𝒂𝒔𝒂 𝒑𝒖𝒆𝒅𝒆 𝒆𝒏𝒕𝒓𝒆𝒗𝒆𝒓 𝒏𝒐𝒗𝒆𝒍𝒂𝒔 𝒅𝒆 𝒕𝒐𝒅𝒐𝒔 𝒍𝒐𝒔 𝒈é𝒏𝒆𝒓𝒐𝒔, 𝒍𝒊𝒃𝒓𝒐𝒔 𝒅𝒆 𝒏𝒐 𝒇𝒊𝒄𝒄𝒊ó𝒏 𝒆 𝒊𝒏𝒄𝒍𝒖𝒔𝒐 𝒂𝒍𝒈ú𝒏 𝒍𝒊𝒃𝒓𝒐 𝒅𝒊𝒗𝒖𝒍𝒈𝒂𝒕𝒊𝒗𝒐. 𝑺𝒐𝒚 𝒖𝒏𝒂 𝒂𝒎𝒂𝒏𝒕𝒆 𝒊𝒏𝒄𝒐𝒏𝒅𝒊𝒄𝒊𝒐𝒏𝒂𝒍.

Me decidí por leer esta novela por su cubierta. Sí, señores lectores, por su cubierta. Es que me parece chula, chula, chula. Tampoco pensé que detrás de ella podía haber una historia como después me encontré.

𝑹𝒆𝒔𝒖𝒎𝒆𝒏. Año 2016. Danna es una joven historiadora a la que le han concedido una beca de investigación en la Universidad Laval de Quebec. Revisando el anuario de 2005 encuentra una foto en la que aparecen un grupo de estudiantes pertenecientes al caso Cocodrilo. Unos crímenes que afectaron a la tranquilidad de su familia cuando se encontraban en Quebec pasando unas vacaciones. Un caso que de un día para otro se había convertido en el más mediátivo del país y en el que su propia madre participó como una de las investigadoras que ayudaron a la policía a su resolución. Dieciocho años después, Danna se plantea regresar a Quebec aunque aún en su mente tiene los crímenes de las tres chicas, algo que había empezado a olvidar después de tantos años.

𝑴𝒆 𝒔𝒐𝒓𝒑𝒓𝒆𝒏𝒅𝒊ó 𝒅𝒆𝒔𝒄𝒖𝒃𝒓𝒊𝒓 𝒍𝒂 𝒕𝒓𝒂𝒎𝒂 𝒕𝒂𝒏 𝒃𝒊𝒆𝒏 𝒉𝒊𝒍𝒂𝒅𝒂. Hilo a hilo, el lector debe estar atento a las hebras que la autora va dejándo y debe ir tirándo de ellas para recorrer el extenso camino. Es una historia bastante elaborada; mucho más de lo que yo pensaba, con una prosa desenfadada que me gustó por su agilidad. Con pericia presenta a unos personajes misteriosos, con aristas, en los que destaca Danna. Ella es la que sufre la mayor transformación; de ser una niña alegre y sin preocupaciones a una adulta reservada y sin aspiraciones. Pero además, su familia sufrió por el caso Cocodrilo de tal manera que sus vidas cambiaron y no fueron nunca más las mismas.

La historia se caracteriza por 𝒂𝒓𝒓𝒂𝒔𝒕𝒓𝒂𝒓 𝒖𝒏 𝒉𝒂𝒍𝒐 𝒅𝒆 𝒎𝒊𝒔𝒕𝒆𝒓𝒊𝒐 𝒆 𝒊𝒏𝒕𝒓𝒊𝒈𝒂 𝒉𝒂𝒔𝒕𝒂 𝒆𝒍 𝒇𝒊𝒏𝒂𝒍. No será hasta el último segundo cuando se conozca el auténtico final del caso Cocodrilo. Pero la historia no se centra solo en la investigación de unos crímenes sino que además Mayte Salmerón, de manera inteligente, incorpora alguna que otra leyenda de los autóctonos de Canadá.

Por otro lado, la ambientación tan bien conseguida se debe a un 𝒕𝒓𝒂𝒃𝒂𝒋𝒐 𝒓𝒊𝒈𝒖𝒓𝒐𝒔𝒐 𝒅𝒆 𝒅𝒐𝒄𝒖𝒎𝒆𝒏𝒕𝒂𝒄𝒊ó𝒏. Quebec se caracteriza por ser uno de los países más seguros del mundo y sus ciudadanos están poco acostumbrados a la desaparición de chicas de dieciséis años. La autora es consciente de esto y trata de hacer llegar al lector la idiosincracia y la cultura de este país, por ello existen explicaciones de los pequeños detalles de una ciudad poco conocida, también literalmente hablando.

𝑴𝒊𝒔 𝒊𝒎𝒑𝒓𝒆𝒔𝒊𝒐𝒏𝒆𝒔: Para mí esta lectura fue como un juego fascinante. Encontré muchos más puntitos a favor que los que me esperaba encontrar siendo, además, una novela mucho profunda de lo que aparenta su bonita cubierta. Es más, mientras más tiempo iba pasando era mejor la sensacción que me transmitía dejándome un poco confusa y pendiente del suceso, involucrándome en el asunto, en el que, con seguridad, algo podría salir mal. Esta sensación placentera de auténtico temor por lo que se avecina es la que quiero sentir al leer una novela negra.


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