Persecución y asesinato del rey de los ratones representada por el coro de las cloacas bajo la dirección de un escritor fracasado

A simple vista, esta no parece una lectura típica de Navidad, pero A. G. Porta conseguirá que acompañemos a su narrador -el escritor fracasado, como se nos dice a lo largo de todo el libro- en el proceso de creación de un cuento navideño; un propósito frustrado año tras año, sobre todo teniendo presente la infinita sombra de un gran escritor como Charles Dickens, entre otros.

La curiosidad fundamental y el elemento diferenciador de este texto es que seremos testigos excepcionales del nacimiento y desarrollo de las diferentes ideas que el escritor maneja para construir su cuento. Así, participaremos de la angustia pero también de la creatividad que le hace consumir las horas ante una pizarra y ante los libros de quienes ya consiguieron crear una literatura gélida pero atemporal. Siempre bajo la incrédula y resignada mirada de su mujer, quien ya conoce el aislamiento que provoca un exceso de literatura.

El resultado del relato es casi una fábula animada en la que los que ostentan el poder lo hacen con la misma confianza y brutalidad que aquellos que se sitúan al otro lado de la alcantarilla.

La asimilación de los ratones a los hombres no evitará ni limitará el impacto de la crítica social que se despliega a lo largo del cuento, donde una sociedad subterránea será víctima de los abusos de los poderosos, todo esto aderezado con encantadores toques fantásticos.

Si hay una palabra para definir esta lectura, o bueno, mejor dos, serán originalidad y simpatía. El punto justo de ligereza y comodidad para terminar con buen sabor lector la obstinada fugacidad que furiosamente nos impone el calendario.
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