Nuestras esposas bajo el mar

Hay reseñas que se escriben prácticamente solas y eso es lo que me está pasando con la de este libro.

En esta historia conocemos a Leah, una bióloga marina que trabaja para un centro de investigación. Junto a otros dos tripulantes, se embarca en una misión de tres semanas dentro de un submarino con el fin de investigar todo aquello que esconde el océano. Sin embargo, algo sale mal. Pierden todo tipo de comunicación con la base durante seis meses y cuando Leah regresa a casa con su mujer, Miri, ya no es la misma.

Algo que me ha encantado de este libro es que está narrado a dos voces. Por una parte, conocemos los pensamientos de Miri y cómo está viviendo el reencuentro con su mujer, a la que, podríamos decir, daba por muerta. Y por otra parte, tenemos una especie de diario de bitácora narrado por Leah. En sus capítulos conocemos todo lo que pasó en el submarino desde que se sumergieron hasta que regresaron a tierra.

En poco más de 250 páginas somos testigos de cómo su relación se va debilitando. Es una pareja que se ha visto obligada a separarse por un acontecimiento de fuerza mayor, pero cuando ambas vuelven a unirse, esa distancia sigue latente. El gran cambio de Leah influye mucho en Miri y poco a poco vamos notando que ella también está cambiando. El amor no es suficiente y los recuerdos del pasado son incapaces de sostener los cimientos de esa relación. En este sentido, creo que la autora hace uso de la ciencia ficción para tratar un tema muy importante: el dejar ir a alguien cuando ha llegado el momento.

«Nuestras esposas bajo el mar» es un libro con toques fantásticos que van impregnando cada vez más la historia a medida que se vuelve más trambólica. La autora utiliza muchísimo la alegoría para simbolizar situaciones que podríamos relacionar con cosas que ocurren en la vida real y, en general, me ha parecido un libro precioso. La pluma de Julia Armfield me ha transmitido ternura, tristeza y en ciertos momentos me ha inquietado. Lo sé, son sentimientos totalmente opuestos, pero todos están entrelazados de una forma tan magistral que parece que no pueden existir por separado.

Me ha removido muchas cosas por dentro y les animo a que se atrevan a leerlo. Es un libro muy diferente, pero que vale mucho la pena y lo he devorado.

Desde siempre he sentido una especie de dicotomía de terror-fascinación por las profundidades oceánicas, así que no es de extrañar que este libro me llamara la atención desde el primer momento: ¿qué más me podría provocar esa angustia disfrutable que una historia que explora lo desconocido de los abismos? Lo que no sabía es que me encontraría una historia TAN bonita de amor, de pérdida, de dejar ir.

Antes de seguir tengo que hacer un pequeño apunte: este libro me costó bastante en su primera mitad, no tenía claro a dónde quería llegar. Pero una vez pillé por dónde iba… madre mía. No pude parar de leer con el corazón en un puño, disfrutando de cada párrafo.

Es un libro profundamente atmosférico, con partes que me pusieron los pelos de punta tanto en el sentido terrorífico como en el emocional. Con un ritmo pausado y una pluma BELLÍSIMA (tengo un montón de fragmentos marcados), la autora nos cuenta una historia a dos voces: la de Miri y Leah, un matrimonio en sus horas bajas. Por un lado tenemos a Leah, una bióloga marina que acaba de volver de una expedición en la que ya se le daba por muerta. La que vuelve no es la misma y Miri lo sabe. Aun así, intenta aferrarse a la idea de SU Leah, a quien profesa un amor sobrecogedor, mientras lidia con otros demonios relacionados con la pérdida. Mientras la parte de Miri ahonda en el presente y los cambios que observa en su mujer, Leah cuenta qué pasó en el abismo.

Este libro es, por tanto, una historia sobre el amor (en mi opinión en su vertiente más pura y sincera) con elementos de terror, no un libro de terror al uso. 

«Nuestras esposas bajo el mar» es una historia desgarradora e intrigante, que utiliza metáforas relacionadas con el océano para contar, en esencia, cómo una relación se va marchitando. Habla de la importancia de dejar ir, de no aferrarse como un clavo ardiendo a esa persona cuando tenemos la certeza que la distancia es insalvable.

Terminé con un nudo en la garganta que no se me fue en todo el día. Y a pesar de ese tropezón inicial del que os he hablado, es una historia que seguramente se cuele en mi podio anual de lecturas favoritas.

Es lo más poético y extraño, que he leído en este año. En este libro existe toda una liturgia del océano, es casi una oda al mar. Mezclado con el duelo, la ausencia y el padecer de la persona amada.

Me ha parecido una metáfora de la enfermedad. Cuando alguien en vida se va, en algunas circunstancias puede transformarse en un desconocido, su cuerpo sigue, tus recuerdos son más vividos, pero esa persona se está yendo en contra de tu voluntad y ella se deja ir. Cuando ese diálogo interior comienza: no quiero que se vaya pero tampoco quiero que sufra más.

Algo que me ha gustado especialmente es la descripción de la cotidianidad entre ambas. Cómo ésta, se mezcla con la fantasía del relato y hacen una conjunción extraordinaria.

Creo que en un momento dado de la lectura sabes más o menos que está ocurriendo, pero a la vez no. Es un sentimiento extraño. Porque todo lo que ocurre te puede parecer real e irreal a la vez. Y sigues leyendo, porque ya estás atrapada en la historia. Sin duda, muy original.

Es una visión doble de las circunstancias: un cuerpo de mujer que muta, se transforma, tras un período bajo las profundidades del mar. Y, a la vez, una mujer que espera, que transita aún el duelo de una madre muerta y que parece que vaya a transitar el de la mujer a la que ama, pero ésta vuelve, pero ya no es ella… no es su Leah. ¿No es acaso también un duelo?

“Pensé en el día en que se me ocurrió
por primera vez que si ella se moría, no quedaría nadie en el mundo a quien yo amara de verdad”

La fantasía, lo enigmático, lo desconocido, se da a través de Leah, pero Miri es irremediable el golpe de realidad. Hasta las penas de las ausencias se cuelan en relatos así, siempre tienen cabida. Y el amor también. Hasta las lágrimas son saladas…

Tres palabras: océano, duelo y amor.

Una novela que explora la pérdida del ser amado, más allá del fin de una relación romántica, o de la muerte, enfocándose en el dolor de perder a la persona que alguna vez conocimos. Una mezcla de thriller con fantasía, la historia se centra en Miri y Leah, una joven pareja casada, que recién inicia su matrimonio. Sin embargo, pronto Leah es enviada a una misión en submarino, ya que es una bióloga marina, y ella y su equipo pierden contacto con la tierra durante seis meses. La novela es narrada desde la perspectiva de ambas mujeres, pero Miri es el punto de vista principal -no sólo por ser la que se queda en tierra, con la incertidumbre, sino también porque es quien nos narra el final de esta historia y relación. Esto no resta fuerza a la narración de Leah, quien narra lo que sucede en las profundidades del océano -el estrés de no saber qué pasa, y el ver cómo sus colegas empiezan a perder la razón.

Un libro interesante, pero no le doy más estrellas porque el estilo narrativo me pareció un tanto seco, y quizá tenía la expectativa de una historia con más terror psicológico de lo que se esconde en el mar, más que una reflexión sobre las relaciones humanas.

Leah es una bióloga marina cuya expedición queda atrapada en el fondo del océano durante varios meses. Miri, su esposa, sufre primero la espera. Pero después sufre cuando Leah regresa y se da cuenta de que ya no es la misma persona que se marchó.

En esta historia vamos a acompañar a las protagonistas en tres momentos de su vida: cuando se conocen y se cuece su historia de amor, durante el tiempo que Leah permanece bajo el mar y por último, cuando regresa a casa y ambas se reencuentran.

Es un libro muy original, porque por un lado es una historia de amor, de pérdida y de aprender a soltar lo que creemos nuestro. Pero por otra parte es una historia misteriosa y atemorizante, con el mar de fondo. Tiene una atmósfera muy lograda. Puedes sentir, oler y oir el agua. Imaginas esa inmensidad oscura que es el océano, vasto, frio, terrorífico. Es una extraña historia de terror y ternura. Me ha parecido muy bien escrita.

Es la primera novela de esta autora. Solo espero que escriba más para poder leerlas…