El movimiento de conquista se estanca por varias razones:
el efecto sorpresa inicial se ha disipado;
muchos combatientes - en particular, los bereberes que viajan con sus familias - ahora quieren sedentarizarse y disfrutar del fruto de su conquista, mientras que la lejanía de los grandes centros del califato y, en concreto, de la capital dificultan la intendencia para un imperio de estas dimensiones;
para acabar, las tropas árabes llegan a orillas de las regiones con condiciones climáticas parecidas a sus regiones de origen, pero ahora se ven enfrentadas a un clima hostil donde se mezclan frío y humedad, a los que no están acostumbrados.