Hermanas

Al parecer la novela está clasificada como terror gótico, aunque es mejor leerla como drama sin más expectativa que eso, para no cambiar la experiencia de lectura.
Septiembre y Julio se llevan 9 meses. Son inseparables. Septiembre está llena de rabia, es extrovertida y protege a la otra. Julio es tímida, es la pequeña, se deja proteger y a la vez se deja humillar. Septiembre y Julio son la misma persona de lo cerca que están una a otra. Hasta empiezan a celebrar su cumpleaños a la vez y se disfrazan como las gemelas del Resplandor en Halloween. Algo ha pasado y la madre, Sheela, sufre de depresión después de un episodio que ha sucedido y que solo descubrimos al final.
Es un libro repleto de poesía, lento y lleno de “fotografía”. Lo imagino perfectamente como una película psicológica independiente. Una historia de paso a la madurez desde el trauma, con una sorpresa al final, y la sorpresa compensa cualquier elemento extraño de la narración. al final, todo cobra sentido.
El refugio (en inglés The Settle House) -la casa a la que se mudan- se parece un poco a la mente de los personajes. Es un espacio claustrofóbico y limitado. Necesita cuidado, provisiones, mejoras para superar esa situación que conocemos después. Todos los siniestros juegos entre las hermanas cobran sentido, al igual que el hecho de que la madre solo dibuje a “Septiembre” o esa primera experiencia sexual de Julio, junto con muchas otras cosas. Se siente como si las lectoras nos moviésemos entre la niebla porque en la obra hay más que una frontera borrosa.